A una semana de la Nochebuena, Aragón, como el resto de España y de Europa, se sitúa ante un inquietante escenario: un repunte constante de nuevos contagios de coronavirus. Además, aún están por delante afrontar los quince días de Navidad, en los que la movilidad y los contactos se intensificarán de manera notable pese a que la recomendación es quedarse en casa. Se trata del peor escenario posible de cara al inicio de la vacunación, previsiblemente a finales de año si la UE aprueba la semana que viene la vacuna de Pfizer. Ante esta adversa coyuntura, el Gobierno de Pedro Sánchez debía arbitrar una rápida respuesta nacional. Sin embargo, una vez más, se inhibe de sus responsabilidades y se limita a anunciar que «propondrá a los gobiernos autonómicos endurecer» el plan de Navidad. 

Salvador Illa ha anunciado este miércoles tras reunirse con las comunidades que se mantiene el plan de Navidad, pero se permite a las autonomías endurecer las restricciones. «Hay que tomar medidas con prontitud y agilidad», ha afirmado el ministro de Sanidad cargando toda la responsabilidad en los gobernantes autonómicos. Lo cierto es que el País Vasco, Cataluña y Extremadura ya han mostrado su disposición a ser más restrictivos ante el empeoramiento de las cifras de la pandemia.

Aragón, si continúa aumentando el número de casos, debe seguir el prudente ejemplo de estas comunidades y de la mayoría de los países europeos. Ante la inaceptable inhibición de la Moncloa, la DGA tiene que replantearse la suavización de las restricciones que había anunciado para el próximo lunes. La prudencia aconseja tomar medidas rápidas. Son numerosos los especialistas que recomiendan replantearse los horarios, los desplazamientos y los aforos permitidos en los días festivos para evitar una nueva ola de contagios, que ya sería la cuarta en Aragón desde marzo.