Por
  • Eva Pérez Sorribes

Trans-Confusión

Opinión
'Trans-Confusión'
Pixabay

En este tiempo posverdad, que es lo mismo que mentira, nada es lo que parece. Navegan las noticias falsas y hasta los hechos -sagrados en el periodismo como libres las opiniones- son ahora alternativos. Y la confusión es de tal calibre que hasta la naturaleza del ser humano se confunde. El barcelonés Manuel de Aguas acaba de declararse "transespecie" y ha decidido implantarse unas aletas de pez en la cabeza. La cirugía se la hecho en Tokio porque en España, según dice, queda mucho camino para normalizar a los que, como él, no se sienten identificados al 100% con la especie humana. Pero hay más ejemplos. Las feministas clásicas han puesto el grito en el cielo con la futura ley trans que prepara el Gobierno. Esta nueva norma parte de "la autodeterminación del sexo", o sea que uno sea hombre o mujer según lo que sienta y cómo se levante y no según lo que diga su cuerpo. Aunque, sentimientos al margen, los cromosomas no pueden pasar por cirugía ni cambiarse con tratamientos hormonales. El hecho físico que es el cuerpo y que incluye un sexo determinado, guste o disguste, no depende de las emociones ni los sentimientos sino de la biología y la genética. No como el género, sobre el que se han levantado construcciones sociales que han asignado papeles a unas y poderes a otros. Pero esto es otra cosa. Y no parece interesar tanto. Una vez más, las demandas del 50% que son las mujeres quedan relegadas y confundidas en el mar de las minorías que nunca sumaron mayorías. A este paso antes veremos a hombres pez pasear por Independencia.

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