Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Le Carré y la mayor idiotez británica

John Le Carré, el pasado mes de enero.
John Le Carré, el pasado mes de enero.
Claudio Bresciani/EFE

Los espías son "una lamentable procesión de memos vanidosos y traidores". Así los definió un desconocido agente inglés reconvertido en célebre novelista, John Le Carré, que es quien mejor desnudó sus atormentadas almas. Millones de personas en todo el mundo admiran a este escritor, cuyo nombre real era David Cornwell. Sus obras lo han consagrado como uno de los grandes autores del último medio siglo, aunque no tanto por sus tramas como por sus honestas reflexiones: "El patriotismo está muerto, tío; el patriotismo es para niños", escribió.

‘El espía que surgió del frío’ (1963), ‘El topo’ (1974) o ‘Un espía perfecto’ (1986) lo convirtieron en la referencia ineludible de un género tan atractivo como popular. Pero no se conformó con recrearse en exprimir su particular fórmula del éxito, sino que fue sumando denuncias de envergadura, por ejemplo contra las multinacionales farmacéuticas en ‘El jardinero fiel’ (2001) o contra la geopolítica de George W. Bush tras los atentados del 11-S en ‘Amigos absolutos’ (2003).

David Cornwell ha muerto, pero John Le Carré le sobrevivirá durante mucho tiempo por sus novelas y también por su férrea voluntad de llamar a las cosas por su nombre. Con un hondo sentido de la decencia, poco a poco sustituyó la ambigüedad de sus primeras obras por un planteamiento cada vez más político e idealista. No se callaba ante las élites. Por eso dijo, en una de sus últimas afirmaciones de repercusión mundial, que "el ‘brexit’ es la mayor idiotez perpetrada por el Reino Unido". 

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