ZGZ, córnea, pupila

Una de las enfermedades visuales más agresivas asociadas al tabaco es la neuropatía óptica tóxica.
'ZGZ, córnea, pupila'
Pixabay

Hay días raros. Hace justo una semana me tocó librar en el periódico y, aprovechando que era día laborable, aposté por ir a que el oftalmólogo revisara mi astigmatismo. La mañana prometía porque el taxista que me recogió, antes de enmascarillarse, era clavadito a Fernández Vara. Así que ahí íbamos el presidente de Extremadura y yo, atravesando las calles de Madrid con el ‘Dancing Queen’ de Abba sonando a todo trapo, cuando por poco no nos tragamos al coche de delante. Lo noté porque justo cuando estaban por la parte del "feel the beat from the tambourine" me estampé contra el respaldo del copiloto y de repente volví a mi asiento. Solo me salió decir "¡ahí va!" y él murmuró algo creo que contra el apoyo de Bildu a los Presupuestos del PSOE. Retomada la marcha, me apeé en la puerta de la clínica y Guillermo siguió su camino.

Creo que era la primera vez en mi vida que iba solo al oculista; algo en lo que no reparé en exceso. El caso es que me hicieron pasar con el doctor, que era un señor con mascarilla y buenos recuerdos de Zaragoza, donde había estudiado Medicina. Al tipo se le iluminaron los ojos y mientras me prometía que mi ligeramente elevada tensión ocular se debe a que tengo la córnea recia y que eso es bueno, me empezaba a contar sus andanzas por la ciudad cuando vivía en el desaparecido colegio mayor La Salle de San Juan de la Cruz. El entusiasmo siguió mientras me echaba esas gotas que te dilatan la pupila, y que volcó sobre mis ojos en cantidad proporcional (no sé si como homenaje) a una crecida del Ebro. A los veinte minutos tenía que mirar el móvil como mi padre: a lo lejos y achinando los ojos; y con esas me tuvo un rato sentado en la silla, cegato y con los ojos medio cerrados para evitar la luz, mirando al suelo, mientras buscaba en el Google Maps dónde estaba la calle Doctor Cerrada. "¡La próxima seguiremos hablando de Zaragoza!", se despidió. Le dije que sí, que yo después de aquello también esperaba poder volver a verla.

Ya en la calle caminé hasta la óptica achinando los ojos de tal forma que parecía un homenaje al Fary. Así que llegué a casa derrotado a ponerme las gafas de sol. Entonces me tiré en el sofá y me puse unas canciones que me recordaban a mis años de universidad en Zaragoza y a cómo deslumbra sobre todo el paso del tiempo.

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