Un tijeretazo a los planes de pensiones
Un aspecto del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021 que se ha destacado poco, a pesar de que supondrá un perjuicio directo para millones de trabajadores españoles y de que puede tener a medio y largo plazo efectos económicos indeseables, es la modificación de la fiscalidad de los planes de pensiones individuales.
El Gobierno ha decidido reducir drásticamente el límite máximo de desgravación de estos planes en el impuesto sobre la renta, desde los 8.000 euros actuales a solo 2.000; es decir, un tijeretazo del 75% nada menos. La excusa parece ser que, por otro lado, se potencian los planes de empresa, solo que estos últimos dependerán de acuerdos laborales que pueden producirse o no.
Un grupo de economistas, entre ellos unos cuantos catedráticos, alertaba ayer de los efectos perjudiciales e injustos de esta modificación. Consideran que afectará sobre todo a los autónomos y que reducirá el ahorro que se acumule de cara a la jubilación. El Ejecutivo y el Parlamento deberían tener en cuenta estas advertencias.
La medida contrasta con la expresa recomendación del Pacto de Toledo de que se impulse el desarrollo de los sistemas complementarios de pensiones, que en España es mucho menor que en otros países europeos; una propuesta que el Gobierno parecía haber aceptado. Además, cuando se trata de la previsión a largo plazo sobre el futuro económico de las personas, los cambios de normativa, especialmente si son a peor, destruyen la confianza y desincentivan el ahorro. Lo contrario de lo que en teoría debería buscarse.
