Ayudas europeas y Estado de derecho

El primer ministro húngaro Viktor Orbán.
El primer ministro húngaro Viktor Orbán.
John Thys / Reuters

Mientras el Gobierno español fía buena parte del impulso para la anhelada recuperación económica a la llegada de las previstas ayudas europeas, Hungría y Polonia bloquean en Bruselas la aprobación de los fondos necesarios. A los gobernantes ‘subdemocráticos’ de Budapest y Varsovia no les gusta que la Unión haya condicionado la recepción del dinero, entre otras cosas, al respeto de los países por el Estado de derecho. Ni el gobierno polaco de Duda ni el húngaro de Orbán se llevan del todo bien con principios como el de la independencia judicial y otros criterios que se supone que toda democracia tiene que respetar. Así que temen que los fondos europeos se utilicen como palanca para obligarles a cumplir con el decoro democrático.

Los demás socios de la Unión van a presionar a fondo y seguramente se llegará a un arreglo. Pero no es improbable que los díscolos obtengan alguna concesión, pues su voto favorable es imprescindible para que haya Presupuesto europeo y, por tanto, ayudas para la reconstrucción tras la pandemia.

En todo caso, el Gobierno español debería tomar nota de la cuestión principal: el respeto al Estado de derecho es uno de los requisitos necesarios para recibir las ayudas. Más que nada, porque en los últimos meses sus decisiones han hecho saltar por dos veces algunas alarmas en Bruselas: con el proyecto de elegir un Consejo General del Poder Judicial a gusto del Ejecutivo y con la idea de controlar desde el Gobierno lo que publican los medios de comunicación. Más vale que no sigamos por ahí.

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