Invertir en salud

Gastar e invertir son acciones similares, pero con consecuencias diferentes. En ambos casos se trata de usar un recurso (dinero, esfuerzo, trabajo, tiempo), aunque gastar se asocia a perder e invertir a ganar. En salud gastamos, pero invertimos poco o nada. Una demostración evidente de este desequilibrio nos lo ha enseñado la actual pandemia del coronavirus. La idea de que el sistema sanitario de nuestro país es uno de los mejores del mundo se ha tambaleado en los últimos meses. Según datos del Ministerio de Sanidad, en el año 2018 el gasto sanitario público en España supuso 71.145 millones de euros, de los que el 61,8% corresponde a servicios hospitalarios y especializados, un 14,6% a los servicios primarios de salud y un 1,1% a los servicios de salud pública. La prevención no se hace en el ámbito hospitalario sino precisamente en donde menos se gasta, o mejor dicho donde menos se invierte.

La mejor enfermedad es la que nunca se llega a tener, si solo podemos curar nuestro sistema sanitario es un sistema de enfermedad. Desde la Antigüedad se sabe que "la prevención es mejor que curar" (Hipócrates, 460-370 a. C.). Invertir en prevención es mucho más rentable, en términos de salud como económicos, tanto para la población como para el sistema sanitario. Un sistema de salud debe incorporar la prevención como una prioridad, sin olvidar que a nivel individual es la mejor inversión.