Por
  • José María Serrano Sanz

Palos de ciego

Opinión
'Palos de ciego'
Pixabay

Quién dijo que nuestras autoridades no tenían una estrategia para enfrentarse a la covid-19? Esa estrategia existe y se llama ‘dar palos de ciego’. En su Tesoro de la Lengua Castellana o Española Covarrubias explica así el significado de la expresión: "Porque da con él a tiento y descarga con mucha furia". Eso es todo lo que entendemos: a tiento y furia.

Ha pasado un año desde que el virus apareciera (o eso creemos saber), han transcurrido ocho meses desde que su presencia se hiciera dramática en Europa y en lugar de que los enigmas se vayan aclarando, crece la sensación de desconcierto y la desconfianza. Los confinamientos y las restricciones, procedimientos antiguos donde los haya, van y vienen por casas, barrios, ciudades, regiones o países y en toda clase de horarios, sin que nadie sepa a ciencia cierta cuáles son más eficaces y qué costes tiene cada una de las alternativas.

En pocos países –desde luego, no en el nuestro– parece estar haciéndose un balance serio de lo que ocurre. Pero, eso sí, unos políticos –en cuyas manos se han puesto más recursos que en ningún otro momento de la historia de la humanidad– siguen tomando medidas con cara seria o de circunstancias, como si supieran lo que hacen, inmersos en la estrategia de ‘dar palos de ciego’. Solo nos quedan la paciencia y la ciencia, es decir, la esperanza de la vacuna. Ciencia de la que, por supuesto, nos olvidaremos todos en cuanto pase la tormenta.

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