¿Y los niños, qué?

Debemos proteger a los niños, su presente y su futuro.
Debemos proteger a los niños, su presente y su futuro.
POL

Y los niños, qué? Es una pregunta que me hago frecuentemente para la que me gustaría tener una respuesta positiva, pues los datos y la realidad de la infancia en Aragón son preocupantes: uno de cada cuatro niños aragoneses está en riesgo de pobreza (25,4%). Son niños cuyos hogares tienen bajos ingresos, con especial incidencia en hogares de origen inmigrante, con ingresos por debajo de los umbrales de pobreza y aquellos en los que los progenitores tienen una baja cualificación. Un número importante son hogares monoparentales y en un entorno urbano muy determinado (Zaragoza). Niños que, afortunadamente, han vuelto a la escuela, pero que se enfrentan a nuevos retos: mascarillas, distanciamiento social, lavado de manos y temor a caer enfermos. Muchos de estos niños han quedado rezagados como consecuencia de la brecha digital, lo que añade un factor más de desaliento para ellos y sus profesores. Sin embargo, son afortunados en muchos sentidos. Las nuevas dificultades a las que se enfrentan no son casi nada en comparación con el catastrófico efecto a largo plazo de perder por completo la escuela. Sabemos que cuando los niños no van a la escuela, corren un mayor riesgo de sufrir violencia, abusos. En estas circunstancias más difíciles, ¿podemos ganar la batalla por educar a nuestros hijos? La respuesta debe ser un sí rotundo. Ya llevamos más de un mes de curso y creo que la comunidad educativa ha asumido que no va de unos u otros, sino de todos. Estaba en juego el sistema educativo. 

También cerca de la cuarta parte de los niños en Europa están hoy en riesgo de pobreza y exclusión social. La pobreza infantil y las privaciones afectan a las vidas de los niños y reducen su acceso a atención sanitaria, educación, alimentación nutritiva, vivienda de calidad y atención infantil. La Comisión Europea se ha comprometido a romper el círculo de la pobreza y de las desventajas mediante la adopción de la Garantía Infantil, cuyo comienzo está previsto para principios de 2021. Dicho programa piloto pretende implantarse en siete Estados miembros, España entre ellos, y planteará enfoques novedosos para priorizar a los niños en los presupuestos nacionales y en los procesos de planificación, para enfrentarse a la pobreza infantil y la exclusión social. «Debemos construir nuestras sociedades basadas en la inclusión y en la igualdad de oportunidades», asegura Nicolas Schmit, comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales. «Los niños deberían tener acceso a educación, atención sanitaria, alimentos nutritivos y viviendas de calidad. A medida que afrontamos las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de covid-19, es nuestra responsabilidad colectiva garantizar que protegemos a nuestros niños y les damos el mejor comienzo en la vida posible. Además añade un agradecimiento especial a la colaboración de Unicef para ayudarnos a dar forma a la Garantía Infantil. Considero que dicho acuerdo debe concretarse en medidas que protejan el futuro de los niños, pues las cifras de pobreza infantil en nuestro país cada vez se agrandan más. Entre otras cuestiones concretas creo necesario garantizar que las escuelas sean seguras y que los profesores puedan responder a sus necesidades. Tenemos que ser capaces de reinventar y ofrecer mejores sistemas educativos, tanto para esta generación como para las siguientes. Hemos de reconfigurar nuestro sistema educativo de modo que los niños acaben sus estudios con competencias propias del siglo XXI, como las capacidades digitales y la formación en materia de emprendimiento. Listos para el nuevo mundo que se abre ante ellos.

Por lo tanto es fundamental que en nuestro país y en nuestra comunidad se tomen las medidas oportunas para que en los próximos presupuestos se asignen los recursos necesarios para proteger y cuidar a los niños más vulnerables y romper la brecha de la desigualdad creciente. Tenemos una oportunidad histórica única para salir de esta crisis haciendo las cosas de manera distinta. Es necesario, por tanto, abordar las causas subyacentes de la pobreza y las privaciones infantiles, mediante el examen de las políticas necesarias para acelerar el cambio y la elaboración de enfoques innovadores, para poder asegurar que los niños más vulnerables puedan romper el ciclo de pobreza y desventaja, y tengan una oportunidad equitativa en la vida. No podemos hacer como si no hubiera pasado nada.

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