Cavadas y el tiesto

El doctor Cavadas en El Hormiguero
El doctor Cavadas en El Hormiguero
ATRESMEDIA

Según cumplo años, estoy más seguro de que las grandes personas se forjan cuando se mantienen dentro del círculo que pueden abarcar o les corresponde, no por azar sino por su propia trayectoria. De ahí a mearse fuera de tiesto hay un paso y si se hace con desairado gusto, se cae en la deshonra del exceso, ya sea por fama, demasiado amor propio o falta de percepción del papel minúsculo que en realidad jugamos en este tinglado que es la vida. Esto lo he corroborado con las últimas intervenciones del cirujano Pedro Cavadas en televisión; sobre todo desde que hace unos días le vi (otra vez) en ‘El hormiguero’. Allí Cavadas va a que le pongan una alfombra roja y a que Pablo Motos le mire embobado y, por extensión, la España desideologizada del ‘prime time’. No nos pasa a otros periodistas que le hemos pedido entrevistas varias veces y a los que se nos ha respondido que tiene una agenda complicada. En fin; nada que reprochar, cada uno es dueño de cómo invierte su tiempo.

Cavadas apareció allí para decir poco menos que el equipo de epidemiólogos del Ministerio de Sanidad (y entiendo que del resto de los países europeos) estaba distraído con la capacidad de expansión de la covid-19, cuando él veía claro que iba a llegar aquí y que iba a causar un desastre. Se lo dijo a Motos, pero no mencionó que en su momento avisara al Ministerio. Sí deslizó que no tenía ningún interés en conocer a Fernando Simón, que es una manera muy simple de polarizar a la opinión pública cargando las ideas negativas sobre el que tiene la responsabilidad de asesorar en el manejo de la epidemia (y de cometer errores); pero hasta ahí yo estaba tranquilo: al final, Cavadas es un gran cirujano pero también una gran marca que sabe cómo venderse en un programa conservador.

Lo que me dejó estupefacto fueron las dudas que se atrevió a deslizar en un programa de máxima audiencia, con sus galones de médico, sobre la seguridad e importancia de vacunarse contra la covid-19 el día que haya vacuna. Él, tan campechano, tan Rafa Nadal del quirófano, hizo más daño a las autoridades sanitarias de este país que mil mensajes de los antivacunas. Y se quedó tan pancho, tan sincero, tan dañino. Qué innecesaria holgura la de los que olvidan por qué son aplaudidos o escuchados.

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