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  • Heraldo de Aragón

La responsabilidad última es del Gobierno

Pedro Sánchez comparece a mediodía desde La Moncloa tras la falta de consenso sobre el toque de queda
PEdro Sánchez
Gobierno de España

El presidente del Gobierno ha realizado una declaración institucional en la que ha calificado la situación sanitaria de «grave», pero no ha anunciado nuevas medidas, sino que irresponsablemente ha dejado a las comunidades la tarea de activar el estado de alarma. Pedro Sánchez no toma la iniciativa, que le corresponde como máximo representante del Poder Ejecutivo, a pesar de que el coronavirus está sumiendo de nuevo al país en un caos en cuanto a la coordinación de las Administraciones. España es un Estado descentralizado, pero la responsabilidad última de la salud de la ciudadanía sigue siendo del Gobierno, que no puede esconderse detrás de las autonomías. Ante la gravedad de la situación, todos los partidos, empezando por el PSOE y el PP, tienen que pactar las medidas sanitarias y legales que deben aplicarse en el conjunto del Estado de forma coordinada. 

Aunque las disputas y la disparidad de criterios para luchar contra la enfermedad están creando una notable confusión en todo el país, que erosiona la confianza y la adhesión de la ciudadanía a las medidas, Sánchez sigue sin ejercer el liderazgo propio de un presidente del Gobierno. Simplemente ha alertado de que vienen «meses muy duros», pero ha evitado anunciar un estado de alarma nacional y deja la decisión en manos de las comunidades autónomas. La primera en solicitarlo ha sido el País Vasco, a la que se han sumado Asturias, Extremadura, Cataluña y Melilla. La DGA considera que por ahora no es necesario. Otras comunidades (por el momento Castilla y León, Murcia, Andalucía y Valencia) han anunciado toques de queda nocturnos con la vista puesta en los tribunales, que tendrán que autorizarlos. Algo parecido ha hecho Madrid, que limita actividad y reuniones desde medianoche, pero no movimientos. De nuevo se multiplican las estrategias para hacer frente de forma diferente a un mismo desafío. El lendakari Urkullu ha precisado que solicita el estado de alarma para toda España y que la dirección del mismo quede en manos de las autonomías. Se trata de una pésima gestión de la crisis por parte de la Moncloa. Entre las enseñanzas de la covid-19, una de las primeras es la importancia del liderazgo, de la unidad de acción, de saber transmitir a los ciudadanos cuál es el interés general y conseguir su confianza y colaboración.

En la primera oleada, el estado de alarma terminó precipitadamente el 21 de junio porque el Gobierno tuvo cada vez más difícil conseguir los apoyos para sacar adelante nuevas prórrogas. Este agobio parlamentario explica quizá las actuales reticencias de Sánchez, pero no justifica su censurable inhibición desde julio, que ha generado una sensación de falta de seguridad sanitaria que primero intranquilizó y ahora alarma a la ciudadanía.

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