Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Por
  • Alberto Jiménez Schuhmacher

Messi, Premio Nobel

Emmanuelle Charpentier and Jennifer A. Doudna awarded with Nobel Prize in Chemistry 2020
Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna
ALEXANDER HEINL

Si a usted le gusta el fútbol, ¿recuerda cuando a Xavi e Iniesta, tras ganarlo todo, incluso el Mundial de 2010, Messi les arrebató el Balón de Oro? Así, se siente la ciencia española ahora mismo. Con la diferencia de que en nuestro país la ciencia no se apoya y sigue como el fútbol, pese a que, como ha demostrado la pandemia, sin el fútbol el mundo no se para.

Francis Mojica representa las máximas cajalianas de trabajo, perseverancia y pasión puesta al servicio de una idea. Descubrió un mecanismo de defensa de bacterias frente a virus estudiando unas secuencias repetidas en el material genético de unos microorganismos en las salinas de Santa Pola. Acaban de ser reconocidas con el Premio Nobel de Química las extraordinarias investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna por una herramienta para modificar el material genético que surge de la aplicación de este conocimiento alicantino. A diferencia del Balón de Oro de 2010 que Messi no merecía, estas investigadoras eran indiscutibles para el Nobel pero había hueco para uno más y ese era Francis. Pero como pasó con Cajal, que tuvo que descubrirlo Kölliker en el congreso de Berlín de 1889, a Francis tuvo que dárnoslo a conocer Eric Lander, director del Broad Institute del MIT en Boston, cuando las investigadoras ya habían recibido el Princesa de Asturias sin Francis. No podemos pedir a la Academia sueca lo que nosotros no hicimos. No podemos pedir a España ser un lobby científico cuando ni cree ni apuesta por la investigación.

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