Por
  • Horacio D. C. Altieri

Estudiantes

No le des tiempo a tu cerebro para encontrar excusas a la hora de ponerte a estudiar
'Estudiantes'.
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Estudiante’ proviene de ‘studere’, quedarse inmóvil. Se relaciona con ‘estúpido’, el que se queda parado, el de comprensión lenta. ‘Estudiar’ deriva de la raíz indoeuropea ‘*(s)teu-’ que indica golpe, pegar, empujar. El que estudia se encuentra como el que ha recibido un golpe y permanece estupefacto, incapaz de comprender o de tomar distancia. Tal vez por eso, hoy estudiar se refiere al esfuerzo y dedicación para conocer. La crisis –social, económica, existencial– nos devuelve a la condición de estudiantes: humanos que se aquietan y toman distancia para contemplar sorprendidos el claroscuro de una novedad hasta ahora imperceptible.

Estudiar, dedicarse con atención o aplicarse a algo con celo, se relaciona con el verbo griego que significa ‘apresurarse a hacer algo’ o ‘estar deseoso por hacer algo’ o incluso, ‘esforzarse por hacer algo’. En épocas de incertidumbre hace falta estudiar: dedicarse con atención a los síntomas y a los datos, tener el espíritu pronto y esforzarse por ver lo que no es evidente.

Las crisis, si merecen el nombre, golpean y rompen nuestras creencias sobre lo que debe hacerse, sobre lo que nos mantiene unidos, sobre lo que cabe esperar. Y cuando se tambalean las creencias que permiten funcionar en la vida diaria, uno se agarra a cualquier promesa solo por mantenerse seguro. ‘Aprender’, del latín ‘apprehendere’, significa agarrar, atrapar, como en la caza, atrapar la presa. No hay que apresurarse a aprender, a atrapar un nuevo sistema de supuestos conocimientos de la realidad, hay que estudiar, prestar atención, aun a riesgo de parecer estúpidos.

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