Imagen social entreverada

Opinión
'Imagen social entreverada'.
Heraldo

Quienes deseen componer una imagen de la vida global lo tienen difícil. Proyecta tantas figuras o fragmentos que se muestra borrosa, entreverada. Asuntos muy diferentes emergen a la superficie humanizada. Ahora mismo, frente a la mejorable gestión pandémica de España se ve gente que contraviene las normas mientras que otros sufren agobios varios o lesiones graves en su salud. Así, casi nadie acierta a ver una sociedad nítida, ni cohesionada. Si esta lo fuere podríamos valorar el lugar en el que estamos y dirigirnos hacia escenarios más protectores. Tendríamos, en este momento, alguna seguridad más donde agarrarnos para maniobrar por la tremenda incertidumbre.

Parece que los estragos sanitarios de la covid-19 permanecerán demasiado tiempo, lo cual desdibujará otros reflejos de la vida como los sociales y económicos, que se concretan en la conciliación familiar y colectiva. Ya casi nadie cita con interés aquel Pacto Verde Europeo que lanzó destellos hace unos meses. Se tituló como iniciativa social europea por la estampa tan deseada que emitía. En su esencia, ese proyecto quiere abordar la cuestión ambiental o, si lo prefieren, la crisis socioecológica que concierne a la UE y al mundo entero en este momento y para el futuro. ¿Acaso la actual emergencia no tiene algo que ver en su génesis con los descuidos sociales y ambientales pasados?

Mientras sufrimos la incertidumbre, nos hemos olvidado de aquel proyecto de Pacto Verde Europeo que se presentó hace apenas unos meses.

Para nuestro desconsuelo, casi nada de lo que vemos es lo que parece. No se trata de un eslogan tuitero. Fijémonos en los fogonazos de algunos mediadores del arco político; esos que tienen más poder y tanta presencia mediática. Si alguien se empeña en entender lo que manifiestan, dentro y fuera del Congreso, tiene la impresión de que su espejo no es similar al nuestro. Se miran una y otra vez, como en el cuento de Blancanieves, a la espera de que la superficie pulida les recuerde que si no los más bellos sí son quienes más razón tienen. Por lo que parece, buscan el resplandor impulsivo, cual seguidores de Narciso. Como él, no ven la trasera de su artilugio especular, a veces cosas ocultadas por ellos mismos. Si aparece algún éxito encuadrado, el mérito será suyo. Lo duro es que no solo ellos caerán en la laguna Estigia. Por eso, cualquier persona cívica no puede absolver tamaña ligereza. La acción política debería esforzarse en explicar a la ciudadanía, no solo a sus seguidores, por qué actúan así y llenar sus mensajes de propuestas. No como ahora, que se empeñan en lanzarse dardos antes que justificarnos lo que hacen. Tenemos derecho a saber si entienden nuestros problemas.

Necesitamos componer entre todos, las oscuridades no solo son políticas, una imagen social más nítida, o con menos tinieblas. En ella habrá rayos que quieren reflejar si la salud global es lo que importa, qué tipo de economía manda con exclusividad o prioritariamente, si el rescate social en forma de ayudas es prioritario, si la pereza de lo cotidiano continúa, si lo mío oscurece lo que es conveniente para otros, si los jóvenes y los ya maduros entienden de igual forma el temor como útil regulador de vida, si algo se hizo mal por parte de unos y otros y hay que rectificar ya.

Mientras las claridades llegan, ahí está aparcado un Pacto Verde Europeo que preconiza una economía sostenible en sus procesos, en su deseo de que las personas no se queden atrás, liberada progresivamente de su emisión de gases de efecto invernadero, no asociada solamente al uso de recursos y que busca una mejora de las condiciones ambientales con una atención especial a la biodiversidad. ¿Y si se tomara todo esto para representar la imagen posible de la verdadera Europa?, antes de que el espejo se haga añicos. Lo que empieza siendo una metáfora puede convertirse en realidad, con el distintivo de transición imprescindible. Lo recordaba a mediados del mes pasado la presidenta de la Comisión Europea, a la vez que añadía la necesidad de un plan migratorio.

Podría servirnos de guía para imaginar y dibujar un futuro mejor para todos.

Se necesitan alianzas y liderazgo para darle la vuelta al sistema –cambiar de modelo vivencial– para que el espejo social proyecte una imagen en la que se distinga tanto el presente como un futuro prioritariamente colectivo, comprometido con los vulnerables y olvidados, reluciente por su sensibilidad. Todos podemos participar en la búsqueda de una transición justa y aprovechar las oportunidades que brinde.

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