En nombre del Rey

Opinión
'En nombre del Rey'
POL

Una boda es un acto de los contrayentes; ellos toman las decisiones y asumen las consecuencias de aciertos y errores. Imaginemos que asistimos a una en que uno de los invitados ‘toma el mando’, comienza a alterar el programa previsto e impide el acceso al padrino. El pasado 25 de septiembre se celebró un Acto del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ); en una de sus ‘casas’ (la sede de la Escuela Judicial). Sin embargo alguien asumió el control e introdujo modificaciones sustanciales en la voluntad de los organizadores.

Han sido muchos los análisis, pero incluso los más contundentes se han enfocado como cuestión de oportunidad, asumiendo la tesis fundamental del Gobierno: "Hicieron lo que hicieron porque podían hacerlo". Yo niego este principio. No entro en un análisis jurídico detallado; espero que baste con unos trazos gruesos.

En primer lugar, se ha actuado contra principios básicos de la acción institucional como los que exigen la identificación de la persona que emite cualquier resolución, la motivación de lo actuado, su verbalización, escritura y comunicación. Son las garantías de un modelo que contempla la revisabilidad de toda decisión mediante un sistema de recursos. Solo los regímenes absolutistas niegan la posibilidad de revisión de actos significativos. En este caso, no conozco ninguna declaración de miembro del Gobierno que haya identificado la autoridad responsable, el contenido y una motivación bastante. Estamos ante un acto invisible, clandestino: se les ha ido la mano en su dosis de ‘transparencia’ y lo han hecho desaparecer sin dejar rastro visible.

El artículo 64 de la Constitución solo se aplica a actos del Rey con relevancia jurídica
o institucional, de los cuales pueda derivar responsabilidad.

En segundo lugar, creo que no procede la aplicación del artículo 64 de la Constitución: "Los actos del Rey serán refrendados por el... Gobierno...".

Vuelvo a la ‘boda’: esta la organiza, convoca y decide el poder judicial. Es un acto del Consejo, no del Rey. Hablamos de juezas y jueces ya nombrados en el BOE. El Consejo organiza un acto para solemnizar el hecho; una bienvenida cordial. Como las veces anteriores, solicita la presencia del Rey en cuyo nombre se administra la Justicia.

No es un acto del Rey sino un acto del gobierno judicial, al que deciden invitar al Rey. ¿Qué fundamento constitucional tiene la revisión gubernamental de una decisión del poder judicial? El art. 64 desde luego no. El poder judicial no tiene superior que pueda corregir o condicionar sus decisiones: está "sometido únicamente al imperio de la ley" (art. 117 CE). Sin embargo ese sujeto gubernamental nebuloso se ha comportado como si el poder judicial fuese subordinado suyo.

El art. 64 solo se aplica a actos del Rey, y tiene relación con la irresponsabilidad del Jefe del Estado. No es una regla universal: debe entenderse referida a actos con relevancia jurídica o institucional, de los cuales pueda derivar responsabilidad; no creo que deba refrendar que se pare a saludar a algunos ciudadanos en Palma.

El acto en su conjunto es irrelevante en términos jurídicos; la foto de grupo producirá bonitos recuerdos, pero no efectos constitutivos. La presencia del Rey en este acto de otros no tiene ninguna densidad política. Simplemente la persona que sirve la institución cuyo nombre invocarán, quiere saludarles, verles y recibirles con una sonrisa. (Aunque puedo entender que en la parte malhumorada de este Gobierno, una sonrisa sincera se perciba como crítica).

En este tipo de acto, el Gobierno debiera ser solo uno de los invitados cualificados; no veo fundamento para otra cosa. Sí entendería un papel principal de las Cortes como representación del pueblo español, único sujeto soberano. Dicen que cada uno ha ocupado su posición constitucional. Parece que en la lectura que han hecho, la posición de los otros es genuflexa.

Lo triste es que esta acumulación de masculinas voces ministeriales huecas ha arrebatado el protagonismo que se ha ganado una jueza: la que acredita los mejores resultados de la 69ª promoción. Cosas de este feminismo improductivo que esconde a tantas mujeres de mérito.

Gracias, Cristina Menéndez; honráis nuestra Facultad. ¡Enhorabuena, Señoría! Vuestra generación, que tan mal tratamos, que tanto ignoramos, gobernará nuestro futuro. No nos apliquéis justicia sino misericordia. Sé que estamos en buenas manos. 

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