Las otras pandemias

Opinión
'Las otras pandemias'
Heraldo

La lectura del barómetro especial de septiembre del Centro de Investigaciones Sociológicas, me lleva a pensar, entre otras cuestiones, que los españoles no esperamos quimeras, pero seguimos confiando, con muchos reparos, en el marco institucional. Ahora bien, nuestra sociedad está crispada y espantada, muy enfadada con la política, crítica con el Gobierno y con la oposición, y, sobre todo, deseosos de una mayor colaboración entre las instituciones. Un país que defiende y apoya más que nunca la sanidad pública. Sensación de desasosiego, hasta con una posible vacunación, que demanda a los políticos que se ocupen de las cosas concretas. Petición lógica cuando comprobamos que la desigualdad que aumenta en la economía de la precarización, es aliada del coronavirus. Sabíamos que la covid era peligrosa, especialmente para los ciudadanos de salud débil. Ahora descubrimos que también perjudica a los más débiles económicamente, a los parados, los inmigrantes, los trabajadores precarios, los jubilados con pensiones miserables. Sí, parece evidente que esta crisis no todos la estamos sufriendo por igual. Este será el eje de la nueva encíclica del Papa Francisco, ‘De esta crisis no podremos salir iguales que antes. En nuestra mano está salir mejores o peores’. Parece que será presentada 4 de octubre, día que la Iglesia celebra la festividad de San Francisco de Asís, el ‘padre’ de la ecología y de la fraternidad humana, y precisamente el tema de la encíclica será la ‘Fraternidad humana’.

Parece que el Papa la ha ido escribiendo durante el confinamiento, y cuyas líneas-guía han visto la luz en las cuatro audiencias generales que ha pronunciado a lo largo de los miércoles de agosto, en los que ha denunciado la desigualdad social y el aumento de la brecha entre ricos y pobres, también en tiempos de pandemia. Así lo confirma el informe Goalkeepers que ha publicado la Fundación Gates, de la que es codirectora, Melinda Gates. En él se pone de manifiesto que la pandemia no solo ha estancado el progreso, sino que nos ha hecho retroceder, pues desde hace dos décadas y hasta ahora, el índice de pobreza extrema se iba reduciendo anualmente poco más de un punto. Esta vez, el dato es que ha aumentado un 7,1%, lo que significa que 37 millones más de personas están viviendo con alrededor de un euro y medio al día. La covid-19 ha hecho retroceder casi todos los indicadores de la Agenda 2030 y está teniendo efectos en la salud (25 años de vacunación se han borrado en 25 semanas), y en las oportunidades de empleo de buena parte de la humanidad. Un nuevo análisis de UNICEF y Save the Children revela que el número de niños que viven en la pobreza multidimensional, sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento o agua ha aumentado en un 15% desde el inicio de la pandemia.

A su vez, los datos sugieren que los progresos en la erradicación de las tres mayores pandemias del mundo (la malaria, la tuberculosis y el VIH) también corren el riesgo de perderse.

Existen otras pandemias que seguirán presentes tras el final de esta crisis: el hambre, la desigualdad, el drama de los refugiados y la guerra.

Estos datos hacen necesario que nos preguntemos nosotros, como también lo hace Francisco en su encíclica: ¿Cuál es el mundo que nos espera tras la primera pandemia global del tercer milenio? ¿Hay que cambiar las reglas de una economía que, como él subrayó, "está enferma"? ¿Habrá vacuna para todos, o solo para los poderosos? ¿Es posible no dejar a nadie atrás? En dicha encíclica también parece se abordarán las ‘otras pandemias’ que Francisco ya ha denunciado en varias ocasiones, y que seguirán presentes tras el final de esta crisis: el hambre, la desigualdad, el drama de los refugiados y la guerra. En su redacción ha contado con el asesoramiento de líderes sociales y religiosos de todo el mundo, en la línea del Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi con el gran imán de Al-Azhar. En él se hacía un llamamiento para poner fin a las guerras y condena los flagelos del terrorismo y de la violencia, especialmente aquellos revestidos de motivos religiosos.

Melinda Gates, al presentar el informe, resaltó que el progreso es posible. Pero, esta vez, añade una advertencia: es posible, sí, pero no es inevitable. "Tenemos mucho trabajo por delante como comunidad global, tanto durante la pandemia como después. Todos estamos enfrentándonos a ella".

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