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  • Octavio Gómez Milián

Blanqueamiento

Homenaje a las víctimas de ETA en Pamplona.
Homenaje a las víctimas de ETA en Pamplona.
Villar López/EFE

Comenzamos con aquel cartel de ‘Fe de etarras’ en mitad de la Gran Vía madrileña y quisieron que riéramos. Todo es una broma dicen, vuelvan al colegio con escafandras falsificadas y por la noche, si les queda tiempo, vean los adelantos de la serie ‘Patria’ y entiendan que víctima y verdugo es lo mismo. Asumamos el pecado compartido, es más, quizá debiéramos volver al ‘algo habrán hecho’. Sociedad narcotizada a la que hay que epatar con provocación. Pero siempre políticamente correcta. Que el presidente de mi país lamente que el asesino de Fernando Múgica se suicidara es cainita e innecesario. El perdón y el olvido son cosas muy distintas, como "lamentar profundamente" no es lo contrario a alegrarse. Trileros de la peor catadura alimentando el blanqueamiento, preparen alfombras que resistan un buen volumen de muertos bajo ellas.

Trileros de la peor catadura alimentando el blanqueamiento.

El 19 de agosto de 2000, el día anterior al asesinato de los guardias civiles en Sallent tuvieron que acortar el concierto de Bunbury en Pirineos Sur por amenaza de bomba. Bajamos desde el escenario de Lanuza a pie desilusionados por no haber escuchado el repertorio completo. Hoy el presidente de mi país, el del partido de Fernando Buesa e Isaías Carrasco, palanganea sin rubor con la amalgama etarra y tenemos que soportar la mueca sardónica de la portavoz de Bildu en el Congreso y su recuerdo, ayer, hoy, tres décadas después. Una última pregunta: ¿No tienen nada que decir los socialistas aragoneses? Ustedes, que gobiernan mi tierra, no callen, por favor.

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