Por
  • Fernando de Yarza Mompeón

125 años

Opinión
'125 años'.
Krisis'20

La mayoría de la gente, sobre todo los lectores, puede tener la sensación espontánea de que un periódico se elabora de forma rutinaria, un ente con espíritu propio e independiente que cuenta noticias para que los ciudadanos se enteren de lo que ocurre en el mundo. Pero un periódico es algo más, mucho más que eso. Además de un contenedor de noticias, un periódico es una pieza fundamental en el uso y la defensa de la libertad de expresión, uno de los derechos humanos fundamentales sin el cual la democracia, sencillamente, no existe. Por eso es indispensable preservar el trabajo y la independencia de periodistas, editores y empresarios comprometidos con la información y con la libertad de expresión. Que la usen todos los días, que la defiendan. Que la amen. Que la lleven en su alma.

Pero desde hace años, estamos observando la irrupción de sectores muy poderosos cuyo único objetivo es controlar la información en beneficio de sus propios intereses, ajenos por supuesto a las preocupaciones y esperanzas de los ciudadanos. Son sectores poderosos, que proceden de otros ámbitos que nada tienen que ver con la información y a los que la búsqueda de la verdad a través de un ejercicio responsable del periodismo no les importa nada.

Por eso la libertad de prensa es un concepto mucho más complicado, sobre todo cuando observamos que ya hay muchos medios, e importantes, que no son propiedad de empresarios dedicados solamente a la información ni de los periodistas, sino de otras personas, grupos o entidades que nada tienen que ver con el mundo de las noticias, pero a quienes les interesa controlar lo que publican los periódicos.

HERALDO DE ARAGÓN es un ejemplo excepcional que se enfrenta a esta corriente tan peligrosa como inquietante. Yo pertenezco a la cuarta generación de una familia que puso en pie el periódico hace hoy 125 años. Una familia que se ha dedicado siempre, década tras década, al apasionante trabajo de informar. Y 125 años es mucho tiempo. ¿Recuerdan ustedes cuál se cree que fue la primera película de la historia del cine? Fue la célebre Salida de los obreros de la fábrica de Lyon, de los hermanos Lumière. Bien, pues esa película se estrenó el mismo año en que se puso a la venta el primer número de HERALDO.

Pero el tiempo pasa y la sociedad cambia. Si los medios de comunicación no cambian también y no se anticipan a esos cambios sociales, se secan y desaparecen. Hace veinte años, cuando comenzaba el nuevo siglo XXI, percibí, sentí, que HERALDO necesitaba una renovación profunda para que nuestro periódico siguiera cumpliendo la función para la que lo crearon nuestros antecesores. Cambiar para seguir siendo los mismos en lo sustancial y para continuar en el siglo XXI al servicio de los aragoneses y de España.

Contando con el apoyo y colaboración total de mi hermana Pilar emprendimos una profunda reestructuración empresarial. Impulsamos y ampliamos nuestro accionariado con el apoyo de Ibercaja, que siempre, siempre ha demostrado un respeto impecable por nuestra independencia editorial.

La familia quería que HERALDO DE ARAGÓN siguiera siendo cien por cien aragonés. Eso era fundamental y por eso rechazamos numerosas ofertas llegadas de fuera de Aragón, algunas de ellas exorbitantes. Nos jugamos nuestro patrimonio y mucha historia en aquella apuesta. Y salió bien. Y vienen a mi recuerdo los nombres de tres personas: Antonio Velasco, José Enrique Escoriaza y Manuel Pizarro, que fueron fundamentales en ese proceso de renovación. Eternamente agradecido.

El periódico se modernizó, cambió su diseño y hasta su tamaño, combinó con audacia las nuevas técnicas periodísticas, fortaleció sus ediciones, emprendió nuevos enfoques editoriales y nombramos en puestos clave a directivos que trabajaron con lealtad y enorme eficacia… Y entramos con toda determinación en el siglo XXI. El resultado es lo que ustedes ven ahora, lo que tienen en las manos todos los días: seguimos siendo los líderes indiscutibles en la Prensa aragonesa. Seguimos siendo una referencia indispensable en el mundo informativo de nuestra tierra. Seguimos siendo neta, clara, orgullosamente aragoneses. Seguimos cumpliendo todos los días nuestra vocación de servicio a Aragón y a España. Seguimos siendo lo que hemos sido siempre.

Lo que emprendimos hace veinte años cobró un impulso mucho mayor con la llegada a HERALDO de la quinta generación de la familia. Paloma, Fernando e Íñigo son jóvenes, llenos de ímpetu, muy preparados académica y tecnológicamente para hacer frente a los nuevos retos. Tienen una formación formidable y lo están demostrando. Y mantienen, sobre todo, la misma vocación y el mismo espíritu que ha mantenido siempre la familia.

HERALDO se ha convertido en el corazón de algo mucho más grande de lo que nadie llegó a imaginar en este siglo y cuarto que hoy se cumple. A raíz de nuestra cabecera histórica se configuró el grupo HENNEO, adaptado a las exigencias tecnológicas del sector de la comunicación, con una clara diversificación de su actividad.

En muy poco tiempo, HENNEO se ha convertido en uno de los grandes de la comunicación en nuestro país. De apenas 200 empleados se ha pasado a más de 2.000, cuenta con cabeceras de prestigio y de ámbito nacional, una formidable área digital con más de 25 millones de seguidores en sus redes, una innovadora área audiovisual y una unidad tecnológica, Hiberus, que ya compite en todo el mundo con las grandes marcas del sector. Y esto no se para, el proceso de expansión continúa en un sector global cada vez más difícil y más competitivo.

Este modelo familiar de gestión editorial ha sido reconocido por la comunidad internacional, cuando hace un año, la Asociación Mundial de Periódicos y Editores, a propuesta del representante del ‘New York Times’, nombró presidente de esta organización a mi hijo Fernando, siendo el primer español en ostentar este cargo en los 72 años de historia de la misma.

Hace veinte años modernizamos el ‘edificio’ familiar y lo hicimos crecer. Paloma, Fernando e Íñigo están haciendo ahora exactamente lo mismo, bien rodeados de directivos y de una plantilla competente y cualificada. Con más medios, con nuevos proyectos en marcha y con una sexta generación que se asoma a las puertas de este sector tan apasionante y comprometido con la libertad como es el de la comunicación.

Han pasado los años, pero el espíritu de la familia es el de siempre. Un espíritu que decidió poner en marcha un diario al servicio de los ciudadanos, de Aragón y de España, en la misma época en la que se inventó el cine. Eso es lo que hemos hecho siempre. Eso seguimos haciendo hoy.

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