Un ojo, dos cabezas

La 'it girl' australiana Gabrielle Epstein, en una imagen compartida en su cuenta de Instagram.
La 'it girl' australiana Gabrielle Epstein, en una imagen compartida en su cuenta de Instagram.
@Gabbyepstein/Instagram

Un verano sin barcos. Me explico. En el mar habrán flotado el mismo número pero en Instagram no. Que una cosa son los paisajes: los bosques, las montañas, las toallas, los filetes empanados, la sandía, la arena que se pega a la base de la lata de cerveza, la segunda piel rugosa de sal, espuma y olas, la violencia del mal estado de los contenedores de basura de los parques naturales y las rozaduras de las sandalias nuevas. Otra, el retrato que estamos dibujando del jardín. Cada vez hay más distancia entre lo que decimos que vemos, lo que vemos y lo que en realidad hay. Y encima lo hacemos sin fantasía. Como decía, no sé si ha sido por la covid-19 pero este verano nos hemos liberado de unas cuantas fotos aspiracionales de clase media que veranea en barco. Los Onassis de Hacendado. En fin. Veníamos de unos años de locura estival en la que uno pasaba de ver a su vecino echándose sobre las ofertas del súper a tenerlo en la cubierta de un yate por el Mediterráneo. Que se iba uno a casa pensando si daba para tanto el asunto, y si debió aprovechar aquella oferta de las bandejas de filetes, aunque fuera dejando una en el congelador.

...nos hemos liberado de unas cuantas fotos aspiracionales de clase media que veranea en barco. Los Onassis de Hacendado.

En cualquier caso, y a la espera de ver si finalmente el tema barco remite (si algo hemos aprendido de las epidemias es que oscilan hasta su desaparición), toca poner el acento sobre otra moda que ha reventado el verano y que, por seguir con el símil naviero, obedece a la popa. Me refiero a las fotos de traseros, culos, nalgas, glúteos... elijan. No puede ser que uno entre en una localización de Instagram y las fotos etiquetadas sean un abanico de posaderas con cosas: véase, el paisaje, un monumento o un matrimonio al fondo jugando a las palas. Si los extraterrestres nos investigan por esta red social antes de llegar a la Tierra, van a pensar que somos cíclopes y tenemos la cabeza partida en dos, y como sean agresivos vamos a tener que comer muchas judías del pilar para gritarles que se vayan (y ya no les cuento si les da por entablar conversación).

Si los extraterrestres nos investigan por esta red social antes de llegar a la Tierra, van a pensar que somos cíclopes y tenemos la cabeza partida en dos...

Este fenómeno de los traseros, acompañado de las fotos de tíos posando con el brazo musculado con más tensión que un zaragocista en un play off, están dejando al planeta fotografiado hacia una realidad que no existe. Y quizá sea esa la salvación de los libros, del cine e incluso del periodismo.

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