El irrenunciable camino a la escuela

En 2015, ‘Camino a la escuela’, una película documental de Pascal Plisson, emocionó a millones de espectadores con la historia de Jackson, Carlitos, Zahira y Samuel, cuatro niños que afrontaban todo tipo de peligros para llegar al colegio en lugares perdidos de Kenia, Argentina, Marruecos e India. Los cuatro pequeños héroes trasladaban el mensaje de que todo valía la pena: la escuela es el único camino al futuro. Nos dejaron la reflexión de lo afortunados que éramos en un país como España, donde el problema mayor es el de las dificultades de transporte en el medio rural. Hoy, cuando la covid-19 golpea y complica extraordinariamente la vuelta a las aulas, ese mensaje cobra todo su sentido. 

La comunidad educativa, como toda la sociedad, está inmersa en la duda y en temores fundados. Pero hay un acuerdo básico en que la enseñanza presencial es un objetivo irrenunciable, porque forma, socializa e iguala, sobre todo en las etapas de Infantil y de Primaria, y en el primer ciclo de la ESO. Es el modelo que anunció el Gobierno de Aragón, hace unas semanas, y que ha dado a conocer hoy Madrid. Los responsables autonómicos, como los docentes y las familias, se enfrentan a una situación inédita; saben que el plan puede cambiar a expensas de la evolución impredecible de la pandemia, por eso hay medidas preventivas básicas. La vía elegida parece la correcta. Pero sigue sin entenderse que este camino tan complicado a la escuela no se haga con la presencia explícita de un Gobierno central que parece desaparecido.