Por
  • Eva Pérez Sorribes

Covid y 15 de agosto

Una concurrida verbena en la plaza de Gea de Albarracín durante las fiestas.
Una concurrida verbena durante las fiestas de otro verano.
Raquel Sánchez

El coronavirus ha matado el 15 de agosto. Hoy, en esta fiesta sin fiestas, las procesiones no recorrerán los pueblos de media España ni se celebrarán verbenas a ritmo de discomóvil. Los virus no entienden de calendarios ni santorales y aceleran un proceso ya comenzado y que el filósofo coreano Byung-Chul Han describe en su último ensayo ‘La desaparición de los rituales’. "El tiempo de hoy –asegura– es un tiempo sin fiesta, totalmente dominado por la presión de producir", o en este caso la de conservar la vida, al dictado de la salud, mientras dejamos de vivirla. Se sustituyeron la religión y la ética por la estética y el rendimiento, y por su desagüe se escurrieron el sentido y la trascendencia. Los rituales tradicionales de un día como este, el de la Asunción de la Virgen, estaban conectados con el paréntesis del trabajo, el descanso en el ecuador estival y un sentir comunitario que ahora, sin la fiesta, se dispersa hasta desaparecer. Diluidos los ritos que unían como los abrazos que ya no nos damos ni las grandes reuniones que ya no podemos hacer, flotamos los individuos como astronautas sin conexión con la nave. "Las fiestas –dice Han– hacen que los humanos participen de lo divino creando comunidad y sublimando la vida. La que se agota solo en el trabajo –asegura– se atrofia y se vuelve fugaz". La fiesta cuenta historias, enlazando pasado y presente, pero ahora solo contamos números, de contagios o de camas de hospital, de balances en ruina o turistas en descenso. El pensar, reflexiona este lúcido coreano, ha dado paso al calcular. Y el vivir al sobrevivir.

Eva Pérez Sorribes Directora de Contenidos de la Cadena Ser Aragón

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión