En el otro extremo del Mediterráneo

A general view shows damages at the site of Tuesday's blast in Beirut's port area, Lebanon August 8, 2020. REUTERS/Hannah McKay [[[REUTERS VOCENTO]]] LEBANON-SECURITY/BLAST
El puerto de Beirut después de la explosión que lo ha arrasado.
Hannah McKay / Reuters

Fue el Líbano en la Antigüedad la tierra de los intrépidos fenicios, marinos y comerciantes, que tuvieron la iluminación de inventar el alfabeto y, con él, la escritura universal. Fenicia prestó las letras a Grecia y, desde allí, conquistaron el mundo. La mismísima Europa tiene también sus orígenes mitológicos en las costas de lo que hoy es el Líbano, en Tiro. Hija del rey de aquel lugar, Europa fue seducida y raptada por el dios Zeus, que adoptó para ello la forma de un toro blanco y la llevó a la Hélade sobre su lomo.

De modo que tanto el mito primigenio de nuestra civilización como el arranque real de nuestra cultura proceden de ese país, tan torturado en los últimos decenios, que se encuentra para los españoles en el extremo opuesto del Mediterráneo, pero que ningún europeo debería considerar del todo extraño.

Después de los fenicios, el Líbano fue parte del imperio romano y luego del bizantino. Escenario en la Edad Media de innumerables batallas entre cruzados y musulmanes, perteneció después durante trescientos años al imperio turco, para convertirse ya en el siglo XX en protectorado francés y recuperar la independencia en 1943. Su curioso sistema político permitía mantener el equilibrio en medio de la complejidad religiosa de su población. Y conoció un tiempo de prosperidad, gracias al comercio, las finanzas y el turismo, que le valió el apelativo de la Suiza de Oriente.

Todo se torció en 1975, con una cruel guerra civil, la incrustación de las milicias palestinas, la invasión israelí, la ocupación siria, el terrorismo sin fin, el asentamiento de milicias proiraníes. El Líbano quedó absorbido en el torbellino de una región fracturada y en lucha permanente.

Hoy se suma a todo eso el estrago de la pandemia, como en el resto del mundo, y una increíble tragedia a causa de la explosión ocurrida en el puerto de Beirut. Europa no debe permanecer indiferente, su apoyo y su ayuda son indispensables.

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