Leía que el sector agrario francés está recuperando algo de autoestima, después de años de profundo bajón. Las críticas, por el uso de pesticidas o por los métodos ganaderos, y el escaso reconocimiento habían hecho mella en un sector envejecido, como en el resto del continente. Aun así, representa el 5,5% del empleo de ese país.

Con la pandemia, el sector agroganadero ha sido valorado como un servicio esencial. La crisis ha hecho conscientes a los países de que se trata de un sector estratégico que no se puede abandonar, a no ser que se quiera perder la autonomía y generar unas dependencias que ponen en riesgo la seguridad y la eficacia en la provisión de alimentos. Un país que descarte la producción agraria y se abastezca importando comete un disparate.

La pandemia actual cogió al sector agrario español en crisis y los problemas presentes y las perspectivas futuras oscurecen el panorama. Aragón ha perdido desde el año 2000 entre 300 y 400 trabajadores del sector agroganadero. Los tractores llenaron el centro de Zaragoza hace unos cuatro meses para pedir políticas agrarias más justas y eficaces. Convocados por ASAJA, UAGA y UPA, los agricultores denunciaban unos precios agrarios indignos, dictados por quienes imponen sus leyes a toda la cadena alimentaria, desde el productor hasta el consumidor. En ese sentido, los agricultores y ganaderos quieren tener también voz propia en el pacto para la recuperación de Aragón.

Mas recientemente, la plataforma Agrica ha denunciado el recorte de 206 millones en los fondos de desarrollo rural en Aragón. La convocatoria destinada a la modernización de explotaciones resulta básica para el sector.

A finales del 2019, las organizaciones agrarias afirmaban que los agricultores "habían pasado de la preocupación al miedo": precios estancados, ganadería extensiva en retroceso, burocracia que ahoga al agricultor y al ganadero y una normativa que muchas veces no se ajusta a las realidades. Urge rejuvenecer el sector agrario. De los perceptores de la PAC solo el 0,55% de los agricultores españoles que reciben ayudas europeas tienen menos de 25 años. Aunque se extienda el concepto de agricultor joven hasta los 40 años, en España no suponen ni el 9% del total de quienes tienen el campo como dedicación principal.