Emociones compartidas

Las redes de apoyo trabajan sobre todo para cubrir las necesidades de alimentación de los vecinos del barrio, por lo que distribuyen alimentos y productos de primera necesidad desde los locales de las asociaciones vecinales y otros espacios disponibles. En la imagen, un reparto en el barrio de Las Delicias.
Red vecinal del barrio de Las Delicias.
José Miguel Marco

Buenos días, amigos. En cien idiomas distintos y acompañados de una foto del lugar era el saludo de un grupo de amigos durante el confinamiento. Es evidente que hemos vivido una situación desconocida hasta el momento, alterando nuestra vida cotidiana, la de la familia, las formas de socializarnos. Ha sido una ruptura con el entorno habitual en el que nos movemos y, en muchos casos, ha generado un estado emocional, dado que, junto con la solidaridad, existía la incertidumbre. Durante estos largos meses de encierro en casa para protegernos y proteger a los demás hemos aprendido, a marchas forzadas, a relacionarnos con los demás de otro modo. Somos seres emocionales, no seres exclusivamente racionales, por tanto al reencontrarnos con amigos nos hemos emocionado, tras unos meses de mantener nuestra relación gracias a las nuevas tecnologías. Como profesores, que hemos sido, sabemos muy bien la dimensión socioemocional en la enseñanza que se construye con una relación personal e individualizada, pues las emociones y el aprendizaje están profundamente vinculados: sin motivación, sin emoción ni interés, uno se desanima y no aprende. Y siempre aprendiendo, pues nuestra vida social se ha resentido, a pesar de nuestra permanente interacción en la red que ha sido un sustituto imprescindible en estos días. Hoy aprendemos a sentir el instante, el aquí y el ahora. Una nueva manera de vivir el momento presente.

Los momentos de crisis son también momentos en los que aparece lo mejor y más humano de las personas. En nuestra ciudad ha habido personas que desde la solidaridad y el compromiso han creado redes de apoyo que han trabajado sobre todo para cubrir las necesidades de alimentación de los vecinos del barrio. Han distribuido alimentos y productos de primera necesidad desde los locales de las asociaciones vecinales y otros espacios disponibles. Dichas muestras de protección y apoyo entre vecinos, amigos o familiares se han convertido en una señal de esperanza casi imprescindible, que nos ha emocionado y ayudado a digerir los peores síntomas de esta crisis. Una lección aprendida ha sido reconocer la importancia de cuidarnos, de cuidar a los otros y preocuparte por los otros, porque así te preocupas también por ti mismo.

Ahora su aspiración es echar raíces en la capital aragonesa y constituirse como asociaciones permanentes de cooperación colectiva. Sea de un modo u otro, lo que sí parece seguro es que la solidaridad vecinal no existe solo en tiempos de pandemia. Está aquí para quedarse. Ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, la apabullante capacidad de resiliencia de la naturaleza y el enorme potencial de la solidaridad y sentido de comunidad

Los ciudadanos zaragozanos nos han dado una magnifica lección de creatividad para organizarse y para ejercer su compromiso solidario y comunitario. De todo ello deberían de aprender nuestros representantes políticos y hacerlos partícipes en las principales deliberaciones que nos atañen, que son todas.

Ciudadanos comprometidos con su gente, con su entorno, con su barrio, que dada la vulnerabilidad de muchas personas, que esta crisis estaba produciendo, han ejercido su corresponsabilidad. Ante este ejemplo, esta lección, creo que debería ser una oportunidad para devolver al término ciudadano toda su carga significativa, pues es el titular de los derechos políticos. Es una oportunidad para recordar que ciudadanos comprometidos pueden ser el principal activo para la reconstrucción económica y, consecuentemente, para la continuidad del Estado democrático.

Michael Ignatieff, tras su experiencia política, escribió: "Si internet sustituye a la política, desaparecerá todo contraste con la realidad y no habrá ya ninguna ocasión para que un votante contemple en persona a un político y tome la decisión de confiar en él o no, de creerle o no". Como profesor que es concluye: "La política tiene que seguir siendo algo corpóreo porque la confianza es corpórea".

Es el momento de saber estar a la altura política del mundo que nos ha tocado vivir. Debemos evitar la nostalgia de un mundo pasado, de pérdidas, y ser capaces de comprender y asumir lo que estos meses hemos sentido y vivido con una intensidad inédita, lo que de verdad significa vivir en un mundo compartido.

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