Un sesgo preocupante
Los prejuicios de algunas fuerzas políticas contra la enseñanza concertada han vuelto a aflorar en la Comisión del Congreso para la Reconstrucción. Nadie discute la necesidad de invertir en la red pública y mejorarla, pero hay que recordar que los centros concertados completan el servicio educativo que reclama una sociedad plural como la española. Asimismo, hay que reivindicar el papel vital que tienen para muchas familias los centros de educación especial.
Las conclusiones sobre educación aprobadas en el grupo de trabajo de Políticas Sociales y Sistema de Cuidados de la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social tienen aspectos preocupantes. No se entiende que se establezca, en el punto 18.1, que "la totalidad del incremento de la inversión irá destinado a la educación pública directa". Es cierto que este texto aún tiene que ser ratificado en el dictamen que la Comisión votará el viernes, y después en el pleno del Congreso, y sería de esperar que algunas enmiendas que promueven el PP, Ciudadanos o el PNV corrigiesen ese deje discriminatorio contra la enseñanza concertada. Un 25% de los alumnos no universitarios en España acude a centros concertados y estos forman una parte integrante y fundamental del servicio público educativo, reflejando la diversidad de la ciudadanía española y el dinamismo de la iniciativa social en el campo educativo. Carece de sentido y sería injusto excluir a uno de los pilares del sistema. Por otro lado, otros aspectos vienen a aumentar la preocupación de muchas familias que llevan a sus hijos a centros de educación especial. La ministra de Educación ya señaló una preferencia por la integración de estos alumnos en los centros ordinarios y ahora los trabajos de la Comisión para la Reconstrucción reiteran esa tendencia, sin tener en cuenta la labor que realizan los colegios de educación especial ni la opinión de las familias. Hace falta más sensibilidad y mayor apertura al pluralismo de la sociedad española.
