Por
  • Carmen Puyó

Chips y profecías

Enrique Bunbury parece haberse apuntado a las teorías conspiranoicas.
Enrique Bunbury parece haberse apuntado a las teorías conspiranoicas.
José Miguel Marco

Si Miguel Bosé, Bunbury y otros famosos no tuvieran tanto recorrido artístico y tantos seguidores en las redes, la difusión de sus opiniones y teorías conspiratorias no habrían tenido la repercusión que ha tenido. Algunos se las toman en broma; otros, con mucho interés, convencidos de que lo que estos cuentan sobre chips implantados en nuestros cerebros para dominarnos y sobre el poder de Bill Gates, conchabado con las fuerzas del mal, son verdades absolutas. En realidad, tanto los famosos como los ciudadanos de a pie que se creen víctimas de poderes ocultos, no hacen sino seguir la estela de quienes vienen anunciando periódicamente el fin del mundo, los que hablan de la vuelta del diablo, o de aquellos que se van introduciendo en determinados ambientes, muchos de ellos religiosos, para manipular mentes y conciencias. Antes, era Obama el que quería dominar con un chip nuestra mente a través de su política sanitaria; ahora es Bill Gates. Antes, eran las vacunas a las que algunos se siguen oponiendo; hoy, son los que ven en la covid-19 la reunión de todas las conspiraciones, el virus creado para acabar de domesticarnos. Confieso que a mí me dan más miedo aquellos que imaginan terribles, oscuras y amenazadoras teorías. No quiero ni pensar en ese mundo de tinieblas que ellos sospechan se cierne sobre nosotros. Bastante hemos sufrido estos meses, bastante pena tienen quienes han perdido a los suyos o quienes sufren las consecuencias de la enfermedad, y bastante lo han pagado quienes han muerto, como para ser víctimas ahora de oscuras profecías.

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