Por
  • Eva Pérez Sorribes

Excesos

Terrazas de Zaragoza este lunes.
Terrazas de Zaragoza llenas en la Desescalada.
Oliver Duch

Se acabó el paréntesis covid o eso pensamos, y todo vuelve al exceso. Ingenuos éramos los que pensamos que íbamos a aprender algo de esto, lo vulnerables que somos o la fragilidad de la vida por ejemplo. Pero terrazas llenas de gente pegada, tiendas con fila para pagar y viajes planetarios en mente como si no hubiera un mañana certifican lo contrario. Y en medio, la contradicción de la bronca política por un 8M que nunca debió celebrarse con gigante manifestación ni denunciarse a la vez que se pide que abran las fronteras para no perjudicar al bolsillo. Un bicho microscópico frenó el sistema, pero poderoso caballero es don dinero. Este fin de semana ha vuelto el fútbol, y algunos piensan más en llenar estadios que acomodar aulas y currículos para el próximo curso. El circo del deporte da dinero y la educación, malpiensan algunos, gasto. El engranaje debe continuar y asentado como está en el único pilar del hiperconsumo, la rueda debe seguir girando. Pero los inteligentes lo advierten, no nos podemos permitir un rebrote. Ni la salud ni la economía lo resistirían. ¿Qué pasaría si el 90% de los muertos no tuviera más de 70 años? ¿Seguirían igual de llenas las terrazas de gente sin mascarilla? Seguro que no. Este sistema prima al que produce, cuanto más mejor, porque luego gasta, e infravalora al que recibe aunque haya dado la vida a cambio y por adelantado. El exceso se cuela por todas las rendijas, la del trabajo, la de las compras, los viajes y el ocio desescalado. Y se paga con la salud, ya no solo individual, sino colectiva, la de cada uno y la de todo el planeta.

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