Por
  • José M.ª Gimeno Feliu

Mover España

Cada identidad reclama su reconocimiento específico.
'Mover España'.
HERALDO

Han transcurrido ya tres meses desde la declaración de la pandemia por el covid-19 y de las medidas adoptadas para hacer frente a sus efectos. Medidas que pretendían funcionar como escudos frente a dichos efectos en todos los niveles. Hoy, con unos datos sanitarios que permiten cierto optimismo, toca sustituir la política defensiva de los escudos por políticas proactivas que sirvan de palanca para poner España en movimiento. Máxime cuando la Unión Europea pone a nuestra disposición una importante capacidad económica (subvenciones y préstamos) que debe servir para impulsar la actividad económica y avanzar reformas hacia un modelo que haga de lo digital y de la sostenibilidad ambiental y social sus señas de identidad. Este nuevo escenario, desde la Constitución, obliga a repensar una estrategia de gestión de futuro, que debe pivotar sobre el conocimiento y consensos, pues la confrontación (que está alcanzando umbrales inaceptables) es un freno a la necesaria recuperación del país.

Mover España obliga a repensar la dirección, hay que superar la inercia de continuar haciendo lo mismo. Hoy toca mejor planificación y anticipación para dar respuestas a un mundo cambiante, y por supuesto, desde el liderazgo institucional de un Estado garante (frente al modelo prestacional) orientar nuestra brújula económica y social hacia un nuevo modelo responsable, abierto, innovador, cooperativo, profesionalizado, tecnológico y transformador.

Lo primero es reforzar el modelo de protección de la salud, para lo que hay que invertir en nuestro sistema sanitario público (que ha sido el gran dique de contención en esta pandemia). El dato de envejecimiento del personal sanitario aconseja una política de refuerzo y renovación de la plantilla. Para ello, se necesita ‘abrir’ el número de plazas MIR, con especial atención a las áreas relacionadas con infecciones, con una oferta anual de empleo público sanitario suficiente para consolidar una plantilla estable. Asimismo urge mejorar las condiciones salariales del personal sanitario, de modo que se ponga en valor el esfuerzo de una profesión esencial y de importantes exigencias formativas. Si la tecnología sanitaria, los nuevos medicamentos son importantes, más lo son las personas que protegen nuestra salud. Esta política de refuerzo de lo público se debe complementar fomentando una estrategia de colaboración con las entidades privadas de salud, que deben formar parte de la red sanitaria general, sumando esfuerzos para obtener una mejor calidad asistencial. Hay que superar el debate de confrontación entre lo público y lo privado, apostando por la lógica de que sumando multiplicamos.

Las Administraciones públicas deben salir del letargo derivado de la epidemia para alcanzar, mediante decisiones y normativas rápidas y adaptadas al nuevo escenario, la recuperación económica y social en el menor tiempo posible. Para ello la colaboración público-público es indispensable, alineando esfuerzos en los distintos niveles (estatal, autonómico y local), sin ‘ruidos’ innecesarios que pongan en riesgo el propio proyecto global como sociedad.

La actual situación es la oportunidad para relanzar un nuevo modelo de servicios públicos inteligentes y ‘circulares’, que integren lo social, ambiental y la equidad para conseguir un adecuado reequilibrio de riqueza y de derechos y deberes, para avanzar en una sociedad realmente inclusiva. En ese contexto, urge facilitar la dinamización de la actividad empresarial, ayudando al tejido pyme a afrontar la crisis con la vocación de mantener y crear empleo. Las Administraciones tienen que actuar con ‘inteligencia decisional’, pensando también a pequeña escala, para corregir la inercia de destrucción de este importantísimo tejido empresarial.

Una última reflexión, para mover España conviene involucrar a la sociedad civil en este proyecto (ojalá de reconstrucción pactada). El impacto de la crisis sanitaria y sus derivadas económicas y sociales aconsejan que la ciudadanía reflexione en cómo, desde la individualidad, se puede contribuir a una mejora de las políticas públicas. En definitiva, es momento de nuevas palancas (públicas y privadas), para mover en la dirección correcta el proyecto de país.

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