A derechas

Caravana de Vox con coches en Barcelona
Caravana de Vox con coches en Barcelona
EFE/Reuters

El nacimiento de Vox ha enfatizado con la crisis del coronavirus un hecho que ya había llegado a nuestro país: la fragmentación de la derecha. Con Ciudadanos reformulando su papel para pasar de la bronca a una construcción de centro más calmada y con ideas más tangibles de país, nos ha quedado un PP cuya mayoría de miembros abogan por una idea liberal en un Estado autonómico cohesionado, y un Vox cada vez más bronco y ajeno a las propuestas constructivas. El partido de Abascal, como precursor de la ‘España de las cacerolas’, ha ido observando cómo esa protesta ha quedado, en sus puntos más calientes, entregada únicamente a esa derecha ultraconservadora a la que Ortega Smith invitaba recientemente en una entrevista a contestar con violencia si fuera preciso.

He escuchado las entrevistas de sus líderes, en un esfuerzo por entender su idea de España, pero es que no salgo del bucle. El resumen del ideario de Vox respecto a la pandemia sufrida, las necesidades del sistema sanitario, el modelo para financiarlas, la estrategia para prevenir contagios y demás cuestiones que han puesto a España patas arriba, es básicamente siempre el mismo. La cuestión se basa en España. Por España, de España, hacia España, pasando por España, por los españoles, la esencia de España, España, España, España. A partir de ahí, la teoría de que el estado de alarma es una excusa para sumir a (otra vez) España en una dictadura socialcomunista chavista para la que en cualquier momento Pablo Iglesias va a pedir la salida de Europa porque lo que quiere es darnos a todos "una paguita".

Ante este vacío intelectual, y al contrario de los que piden contrarrestar este ideario con una recuperación de la izquierda, a mi juicio el papel clave está más en el centro-derecha español, que debe recuperar votantes haciendo una oposición constructiva: explicar al ciudadano la España liberal que defienden con un modelo sanitario, educativo, de impuestos, de empleo, territorial... Las carencias de unos pueden ser la oportunidad de otros para quitarse de encima la retórica demoledora que solo construye a base de banderas, conspiraciones, miedo y enfrentamiento. En definitiva, tomar ese espacio político, cultural e intelectual tan añorado desde la mesura y las ideas, aprovechando la barbarie.

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