Mascarillas con dudas

Mascarillas higiénicas.
Mascarillas.
EP

Desde hoy es obligatorio llevar mascarilla en locales públicos e incluso en la calle, salvo que ‘estemos’ a más de dos metros de cualquier otra persona. Bien. Una duda. Cuando pasamos en la acera cerca de otra persona, ¿‘estamos’ a menos de dos metros el uno del otro o simplemente ‘pasamos’ a menos de dos metros? Si lo primero, entonces la mascarilla es obligatoria siempre que salgamos a la calle, pues esos cruces son imprevisibles y por tanto inevitables. ¿Es esto lo que se pretende? Otra cuestión. En las terrazas y en los bares y restaurantes es posible que se mantengan dos metros de separación entre mesa y mesa. Pero, ¿tienen los, por ejemplo, cuatro comensales de una misma mesa que estar separados también por dos metros? En ese caso habrá que formar mesas de dos metros de lado. No es eso lo que estamos viendo ahora en las terrazas, ni creo que sea lo que vaya a ocurrir, cuando se abran, en el interior de estos establecimientos. Y sería de traca que se pidiera a quienes acuden a comer y beber a un bar o restaurante que lo hicieran provistos de mascarilla. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pero hay otra duda más lacerante. Supongamos que, restando a los menores de seis años, a otras personas liberadas de la obligación y a quienes decidan seguir encerrados en casa, vayan a ser unos treinta millones de ciudadanos quienes tengan que cumplir esta obligación. Si les permitimos reutilizar la misma mascarilla durante tres días, nos harán falta trescientos millones de mascarillas al mes. Si les exigimos que solo la utilicen durante un día, casi mil millones de mascarillas al mes. ¿Dispone España de ese considerable suministro?

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