El motor franco-alemán empuja
La canciller Merkel y el presidente Macron dieron ayer un impulso conjunto a la recuperación de la UE después de que el coronavirus haya sacudido la economía del continente. En estos días de propaganda nacionalista y cierre de fronteras, es muy loable que la locomotora franco-alemana vuelva a exhibir su capacidad de tracción. De esta profunda crisis se saldrá antes y mejor si los países europeos arriman el hombro con criterio de solidaridad.
Berlín y París mueven ficha por fin tras la brutal paralización de la vida socioeconómica que desde marzo ha traído el coronavirus a todo el Viejo Continente. Angela Merkel y Emmanuel Macron han anunciado un plan de cuatro puntos que incluye un fondo de ayuda de 500.000 millones de euros para los países más golpeados por una «crisis sin precedentes en la historia de la Unión Europea». Esta iniciativa va más allá de la relevante aportación de capital, puesto que lanza también un mensaje de solidaridad paneuropea con el que pretenden neutralizar el choque entre los dos bloques que el virus ha generado en el seno de la Unión, abanderados por Países Bajos en el norte e Italia al sur. Además, vivifica el viejo eje franco-alemán, auténtica columna vertebral de la arquitectura europea desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La propuesta franco-alemana para crear este fondo millonario debe ser una parte del plan de alrededor de 1,5 billones que sigue negociando la Comisión con los socios. Las cifras confirman un retroceso económico generalizado y sin precedentes en toda Europa. Según las previsiones del BCE, el PIB de la eurozona podría caer entre un 5% y un 12% este año en función de las medidas de contención de la pandemia y de las políticas para mitigar sus consecuencias. De ahí la necesidad de arbitrar estos estímulos con la máxima celeridad y acierto para hacer frente a la catástrofe.
