Por
  • Natalia Langa Lomba

La covid-19 y tu alimentación

Ejemplares de ovino integrados en la Indicación Geográfica Protegida Ternasco de Aragón.
Ejemplares de ovino integrados en la Indicación Geográfica Protegida Ternasco de Aragón.
T. A.

La FAO preveía antes de la pandemia que en 2050 habría en el mundo 9.200 millones de personas. Y que se hacía necesario aumentar la producción alimentaria mundial en un 70%, con lo que la agricultura y la ganadería alcanzaban el papel de estratégico o esencial, como en el actual estado de alarma.

En este escenario, por fortuna, Aragón está muy bien situado, de hecho, ha fortalecido en los últimos años su sector primario, hasta el punto de que, según informes oficiales, produce ocho veces más alimentos que consume. Estamos ante un sector clave, por ello la apuesta por él debe ser constante.

No obstante, debemos hacer una reflexión. En los primeros meses de 2020, los agricultores y ganaderos de Aragón salieron a la calle para reivindicar mejoras en el sector. Luchaban por unos precios justos, por un medio rural vivo, por una política agraria común que priorice a los agricultores y ganaderos de verdad, protegiendo a las familias y ayudando a la incorporación de los jóvenes. Para reclamar la mejora de la ley de cadena alimentaria y que el agricultor perciba unos precios justos.

Según los estudios de COAG –con la diferencia de precio desde origen hasta el destino de los alimentos– se observa que, por ejemplo, la alcachofa tiene una diferencia porcentual del 639% y la patata del 617% en febrero de 2020. El cordero ha bajado drásticamente su precio por el estado de alarma y el bajo consumo, hasta colocarlo en una situación de verdadera dificultad, lo mismo que puede ocurrir con el sector bovino.

Con el lema de ‘¿Quién te dará de comer mañana?’, los manifestantes inundaron Zaragoza y otras ciudades, reivindicando poder vivir de lo suyo, ya que los agricultores y ganaderos dan vida a ese medio rural que la sociedad demandaba antes de la pandemia para su fin de semana y para sus vacaciones. Nuestros pueblos, motor del sector agropecuario, no se mantendrían sin la presencia de la agricultura y la ganadería y tampoco serían los verdaderos guardianes del medio natural.

Con la pandemia, el primer acto reflejo de la sociedad fue ir a los supermercados a realizar compras compulsivas. Ha sido necesario vernos en situación de emergencia, en estado de alarma, para que tengamos que valorar lo que realmente necesitamos todos los días: comer.

Esta crisis está afectando a muchos ámbitos de nuestra economía, también del mundo agropecuario, en concreto al sector ovino, por ello, si estos días pueden ustedes contribuir con su granito de arena consumiendo cordero, lo agradecerán los ganaderos y, por ende, el mundo rural.

Y si es producto de Aragón mucho mejor, al menos, de la marca España, lo mismo que el resto de los productos agrícolas. Apoyemos a nuestros productores, que nos garantizan la tan importante soberanía alimentaria de un país. Ahora vemos la importancia de no depender de otros en sectores básicos, lo hemos comprobado con el material sanitario, que dependía de China, pero también nos podría haber sucedido como a otros con la alimentación, con lo que estaríamos pagando los productos mucho más caros.

Concluiré esta reflexión con los graves efectos del cambio climático. De forma habitual se señala al sector agropecuario como uno de los grandes culpables. Sin embargo, con la pandemia ha quedado en evidencia que el principal ‘beneficiado’ por el coronavirus era el planeta, por la reducción de una contaminación que no procedía del sector agropecuario.

La Universidad Politécnica de Valencia ha estudiado la evolución de emisiones de NO2 en las principales ciudades españolas, destacando la reducción de más del 60% durante las medidas de la covid-19, mientras que la agricultura y la ganadería han seguido trabajando con normalidad. Apoyemos al sector agropecuario porque es esencial en nuestra sociedad, como lo es contribuir a mejorar los precios en la cadena alimentaria. Tengamos en cuenta que es un verdadero motor de Aragón, de lo contrario, con un sector primario más débil, en un momento de emergencia, los precios que estaríamos pagando en los supermercados serían mucho más elevados, y solo podrían acceder a una buena alimentación aquellos que tuvieran recursos. Y esa brecha social nos pasaría una factura difícil de resolver.

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