Por
  • Jesús Morales Arrizabalaga

‘May Day’

Pancarta de la agrupación socialista (PSOE) en el Primero de Mayo de 1931.
Primero de Mayo de 1931.
Marín Chivite/Heraldo

Mi hijo me pregunta qué hacemos el 1 de mayo. No tengo clara la respuesta. No encuentro la palabra clave; ¿conmemoramos?… no me parece exacta. ¿‘Celebramos’ unas movilizaciones con resultados de muerte? No, claro que no. ¿Fiesta?, tal vez, pero necesitaría una explicación muy extensa. Fracasado en la búsqueda del verbo, tampoco obtengo resultados nítidos en el sustantivo: trabajo, trabajadores, fiesta del 1 de mayo, May Day… La indefinición que revela esta dispersión de nombres se está agravando.

¿Quiénes son ‘trabajadores’? La palabra ha envejecido mucho; se ha distanciado de una realidad transformada. En la segunda mitad del siglo XIX —de donde esto arranca— ‘trabajador’ era obrero o jornalero: el martillo y la hoz. Este dualismo ha saltado en pedazos: no creo que plantee muchas reservas incluir a los funcionarios, aunque no encajan en el modelo ideológico de partida (muchos son claramente del ‘imperio burgués’). Más desajustes: en el esquema original binario (trabajadores frente a propietarios-empresarios) ¿dónde ponemos a los ‘autónomos’?: fiscalmente empresarios pero moral y funcionalmente trabajadores. ¿Y un cooperante no retribuido? ¿Qué hago con los que nunca han tenido trabajo, para quienes los trabajadores con contratos protegidos pertenecen a la clase privilegiada?

Hay que darle muchas vueltas a otros elementos de esta evocación. Lucha ¿contra quién? Este esquema de confrontación tiene hoy un problema de definición de ’enemigo’; el concepto se ha movido y difuminado ¿Quién está en el bando proletario, quién en el ‘imperio burgués’? ¿Pobres contra ricos? ¿La ‘riqueza’ como perversión a combatir? ¿Es enemigo todo empresario que crea los puestos de trabajo comprometiendo su patrimonio? En muchas otras situaciones el enemigo no es persona sino cosa o concepto abstracto (la burocracia de Bruselas...) ¿Cómo se vence en combate a un rival borroso?

El contexto ideológico originario tiene un núcleo basado en el enfrentamiento, en el siglo XIX inevitablemente violento, ¿pero hoy? No me encaja el lenguaje que todavía se usa; una terminología de guerra que habla de ‘lucha’, ‘conquista’, ‘asalto’, ‘combate’… Miro a mi alrededor y no corresponde con la sociedad que veo.

Defensa. Hay que afinar mucho para mantener dentro de una línea de solidaridad la defensa del puesto de trabajo en un contexto en que éste es un bien cada vez más escaso. Si me piden posicionamiento en ‘defensa de lo público’ no sabré qué responder, porque no sé qué se propone. Los conceptos grandes ya no sirven para describir y manejar nuestra sociedad compleja; tenemos que emplear conceptos pequeños, mucho más precisos. Las preguntas útiles deben ser mucho más concretas: ¿Cree usted que unos profesionales tan valiosos como los sanitarios no debieran sufrir el estrés contractual al que se les somete? Sí, rotundamente sí. ¿Cree que su salario debiera reflejar en mayor proporción una parte del valor que añaden y retribuir la inversión realizada en su formación? Sí, rotundamente sí.

En este esquema de contrarios ¿qué es lo contrario a lo público? ¿Lo privado? ¿Con qué fundamento los hago excluyentes? ¿Tiene base racional el criterio ‘público-bueno y privado-malo’?

Solidaridad en el Estado del bienestar. El Primero de Mayo evoca la unión de muchos poco poderosos como herramienta frente a un enemigo. Propongo adaptar la medida de esta solidaridad y tomar la insolidaridad como enemigo.

El Estado del bienestar atribuye una mayor ponderación de la comunidad sobre el individuo; en este marco me resulta útil como herramienta de medida hacer un balance del bienestar común compartido: ¿Qué añado al bien común? ¿Cuánto bienestar propio detraigo y distribuyo entre mi prójimo? Prefiero los que reparten más, los que detraen menos del bienestar ajeno. No sólo dinero: intangibles, valores, referencias éticas… Así fundamento mis opciones, identifico modelos, objetivos… El Primero de Mayo, o cualquier otro día, formalicemos nuestro compromiso para contribuir con nuestras acciones a la mejora del bienestar común y remover los obstáculos que limiten su desarrollo. Sin enemigos; no los necesito. Prefiero amigos que compartan proyecto, que enemigos con cuentas por saldar.

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