Por
  • Pedro Rújula

Palabras

Muchas veces usamos las palabras para deformar la realidad.
'Palabras'.
HA

Estos días extraños del confinamiento están siendo como un retorno a lo básico. Parece que se estuviera viviendo en medio de una gran reflexión colectiva y obligada sobre lo esencial o, por lo menos, lo importante en la vida. Incluso, ahora que todo parece haberse suspendido, ha habido un instante para pensar sobre el valor del tiempo; ese tiempo no exigido sino elegido para hacer algo que teníamos ganas de hacer. Por eso sorprende que esta dialéctica de la austeridad impuesta no haya alcanzado a las palabras.

Medios de comunicación y redes sociales, se han llenado de interminables ruedas de prensa destinadas a visibilizar diferentes instituciones, y distintas instancias dentro de cada una de esas mismas instituciones, y tertulias sin fin donde todo el mundo tenía opiniones que merecían ser escuchadas sobre el uso de las mascarillas, en relación a la naturaleza del virus, a cerca de los criterios de desconfinamiento o sobre el significado de la variación de un determinado índice en una tabla de datos.

Ante la potencia de la pandemia para denunciar el sinsentido de tantas palabras sin ideas, de tanto ruido producido para llenar el vacío, resurge con más fuerza que nunca el conocido aforismo de Wittgenstein, aquel que nos invitaba a callar cuando no hay nada que decir. Tal vez, en ese momento, estaríamos en condiciones de encontrar algunas pocas palabras que nos sirvan para afrontar con energía la complejidad del tiempo que está por venir.

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