Por
  • José Badal

¿Por qué China sí?

Opinión
'¿Por qué China sí?'
KRISIS'20

He realizado más de una decena de estancias de investigación en China, colaborando ininterrumpidamente en varios proyectos de investigación con científicos chinos desde hace 21 años. He visitado varios centros, institutos y universidades de este extenso

país asiático y no menos de diez grandes ciudades de China. He trabajado y convivido con gente muy diversa durante muchos meses. He entrado en sus casas particulares y he compartido mesa, afanes, pesares y alegrías. He sentido el pulso de las calles estrechas y de las anchas avenidas, de los parques, de los mercados. Creo que poseo cierto conocimiento del país y de sus gentes, que son muchas y distintas, y que se expresan en multitud de lenguas. Con estos antecedentes, creo que puedo hablar apoyado en mis vivencias y no en simples o superficiales impresiones, que son las que se lleva el turista o visitante ocasional.

Viene esto a cuento de la pandemia que nos aflige durante semanas, que le hace a uno reflexionar sobre cómo responde una gran nación –China– ante la rápida propagación del dichoso coranovirus y cómo actúa otra –España– frente al mismo problema. ¿Cuáles son las habilidades del pueblo chino para enfrentarse a una crisis sanitaria como la actual, cuyas dimensiones apreciamos ahora en serio, pero que antes fueron ignoradas u ocultadas por organizaciones internacionales e incluso por gran parte de nuestros compatriotas con escaño, temerariamente ajenos a lo que se nos venía encima? ¿Por qué China está en vías de sobreponerse a este masivo contagio de Covid-19 en un plazo de tiempo razonable, y aquí vamos dando palos de ciego acumulando titubeos, medias verdades, mentiras, falacias y torpezas por parte de algunos de nuestros actuales responsables (?) políticos.

Ante todo hay que tener presente que China tiene una población de casi 1.400 millones de habitantes, frente a los 47 millones de nuestro país. Obviar esto es una simpleza cuando no un grave error. Esto hace que los dirigentes chinos tengan otra actitud y perspectiva de las cosas a la hora de abordar las cuestiones sociales y económicas (entre otras), y que se apliquen en encontrar soluciones y medidas eficaces para resolver los problemas importantes. Posiblemente el sistema de gobierno de China ayuda a ejecutar con prontitud los planes trazados y las decisiones tomadas; pero pensar que esta es la razón básica de la pujanza militar, científica y económica de China es caer en el tópico. Dejando al margen otras consideraciones, la respuesta a la pregunta formulada al principio es sencilla: porque los líderes chinos atesoran suficiente capacidad y cordura para ejercer la responsabilidad que tienen; la voluntad y el coraje para desarrollar planes eficaces en poco tiempo; la sensatez y habilidad para coordinar métodos y prácticas (algo tan necesario en un país como el nuestro fragmentado en 17 mini-estados); la autoridad y disciplina para imponer las medidas acordadas; y lo más importante: el suficiente conocimiento científico –basado en la enorme inversión en ciencia y tecnología, que alcanza el 2,4% del PIB y el 22% del gasto mundial en I+D (cuando nosotros ni siquiera invertimos el 1,2% real de nuestro PIB)– así como el cabal asesoramiento por acreditados expertos en la materia. China cuenta con más investigadores (1,6 millones) que Estados Unidos (1,4 millones). Un país no progresa y alcanza elevadas cotas de bienestar porque es rico, sino al revés, es rico porque invierte en ciencia. ¡A ver si despertamos de una vez!

Con frecuencia se nos tilda a los españoles de indolentes, indisciplinados, reacios, poco resolutivos, faltos de rasmia, proclives a la improvisación, cuando nos toca afrontar situaciones de crisis. Si bien esto puede ser cierto a veces, reconozcámoslo, me resisto a creer que nos falten talento e ingenio para enfrentarnos a los retos que nos desafían. Seguramente seríamos mejores vasallos si tuviéramos mejores señores. Nada de lo anterior puede decirse de nuestros políticos y adláteres con mando, quienes hasta ahora han hecho gala de numerosos y sonados desatinos como consecuencia de su apabullante falta de idoneidad o competencia para el cargo que ostentan y de su nula previsión para atajar lo antes posible el impacto de la pandemia en nuestras vidas y haciendas. Lo que igualmente y por desgracia puede hacerse extensivo a la UE, sobre todo después de su monumental fracaso para adoptar decisiones de calado en pro de una clara política de verdadera unión y cooperación entre los países que la integran. Alguna vez aprenderemos de los que hacen bien las cosas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión