Cautelosa confianza
Aragón volvió a ofrecer ayer unos trágicos datos a causa del coronavirus: otras 36 muertes. No obstante, en la Comunidad y en el resto del país se vienen detectando indicios de mejora en la evolución de la epidemia que invitan a un cauto optimismo. Las cifras indican que las medidas de confinamiento están surtiendo efecto. De hecho, ya se aprecia que la curva de aragoneses que padecen en la actualidad la enfermedad, 2.569, ha invertido su tendencia. Por primera vez desde que comenzó la pandemia los casos activos están disminuyendo, con el consiguiente alivio del sistema sanitario. Las unidades de cuidados intensivos siguen soportando una presión enorme, pero hasta ahora se ha logrado evitar el temido colapso.
Los 385 fallecidos registrados en Aragón por el Covid-19 representan una cifra insoportable, pero se ha conseguido aplanar la curva de nuevos contagios y de casos activos. Este era el primer gran objetivo del confinamiento decretado por el Gobierno. Ayer, el presidente Sánchez dio a entender que en dos semanas pedirá otra prórroga del estado de alarma. Esta posible tercera extensión, que debería ser ratificada en el Parlamento, llevaría la excepcionalidad hasta el 10 de mayo. Hay que mantener el confinamiento todo lo necesario, pero ni un día más. El elevado nivel de cumplimiento por parte de la inmensa mayoría de la población muestra la madurez de la sociedad española, pero no se puede abusar de su civismo y su paciencia.
La parte negativa de los últimos balances regionales y nacionales es el gran número de sanitarios que han resultado contagiados en un ejemplar cumplimiento de su labor, a lo que sin duda ha contribuido la falta de material de protección adecuado. En Aragón son 626. Los responsables del Salud deben tomar medidas más eficaces para paliar este elevado número de infectados entre un personal que hoy más que nunca es indispensable.