La hora de Europa
Los ministros de Finanzas de la UE han fracasado de nuevo en su intento por dar una respuesta conjunta a la crisis social y económica que ha generado la pandemia de Covid-19 en Europa. Pero como la situación apremia, se han vuelto a citar hoy mismo para intentar cerrar un acuerdo. Se necesita un instrumento combinado de alcance ilimitado y de aplicación rápida. Su instrumentación admite distintas vías porque existe un amplio menú de opciones técnicas desde la recesión iniciada en 2008. Los ministros deben encontrar la mejor fórmula para crear una red de seguridad fuerte para proteger a los trabajadores, a las empresas y a los propios países.
Tras 16 horas de negociaciones, los titulares de Finanzas de los Veintisiete chocaron ayer con el bloqueo que mantenían sobre el acuerdo Italia y, por otra parte, los Países Bajos. La resistencia de Roma a tener que acudir al fondo de rescate (Mede), la exigencia de los ‘duros’, en especial La Haya, de fijar condiciones a los beneficiarios de esos préstamos y la demanda de los países más castigados de un plan de recuperación obstaculizan el pacto. Alemania y Francia, como motores de la Unión, deben convencer a los socios más reacios de que todos nos la jugamos en este envite.
La economía europea y la propia Unión atraviesan un momento de zozobra por la indecisión de algunos de sus dirigentes para tomar las contundentes medidas que deben evitar otra gran recesión. Pero la única alternativa es reaccionar. Es obvio que la pasividad ante una catástrofe de alcance continental no resuelve nada. Así lo ha entendido la mayoría, que está dispuesta a financiar a los países que lo necesiten. Pero Holanda, prácticamente en solitario, se resiste a suavizar las condiciones que supondrá para un país pedir estos créditos. No caben desconfianzas. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento ya ha demostrado que es un control suficiente.
