Por
  • Julio José Ordovás

Personajes ilustres

Esta biblioteca de Baltimore es conocida como 'La catedral de los libros'
'Personajes ilustres'.'
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En mi exigua biblioteca infantil había un libro que, fuera quien fuera el que me lo regaló, nunca podré agradecérselo lo suficiente. Su título: ‘100 biografías de personajes ilustres’. Aquellos personajes ilustres eran filósofos, científicos, músicos, escritores, pintores, actores, bailarines, políticos y deportistas de todo el mundo y de todas las épocas, aunque lo cierto es que la mayoría eran hombres occidentales que habían vivido en el siglo XX. Las narraciones biográficas de todos ellos se reducían a un par de anécdotas y una o dos frases que habían dejado para la posteridad.

La frase que más me impresionó fue la que al parecer había pronunciado Jean-Paul Sartre cuando, encontrándose reunido con un grupo de periodistas, le comunicaron que le habían dado el Nobel de Literatura. Yo no cambio una entrevista por un plato de lentejas, dijo rechazando el premio.

Sartre también dijo lapidariamente que él había nacido entre libros y que moriría entre libros. Seguro que Sartre fue un niño insufrible, como todos los llamados a ser personajes ilustres. Nada que ver con un niño anónimo que aparecía en el libro anecdóticamente, un chaval que al visitar con su padre la casa de François Mauriac y ver la frondosidad de su biblioteca se quedó boquiabierto. ¿A que tu padre no tiene tantos libros?, le preguntó, con una sonrisilla jactanciosa, aquel escritor también francés que había sido galardonado con el Nobel doce años antes que Sartre. A lo que el chico, inocentemente, le respondió: mi padre también lee muchos libros, pero él los devuelve a la biblioteca.

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