Una gran desgracia, ninguna guerra

URGENCIAS DEL HOSPITAL MIGUEL SERVET DE ZARAGOZA / CORONAVIRUS / 31/03/2020 / FOTO : OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]]
La entrada a las urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza, en estos días de estado de alarma.
Oliver Duch

Como las desgracias no vienen solas, la anterior gran crisis, la que saltó en 2008, nos trajo, además de la condena a la emigración o la precariedad de unas generaciones, y del descalabro en derechos y servicios sociales para todos (ay, las consecuencias de aquellos recortes en sanidad…), el tener que soportar el recochineo de los gobernantes que entonces se aplicaban con más entusiasmo al latrocinio, abroncándonos por haber vivido «por encima de nuestras posibilidades». También, el afloramiento de una legión de charlatanes y vividores que se infiltraron en todos los ámbitos de la sociedad como ‘coaches’ e ‘influencers’. Y la glorificación de los emprendedores (hasta entonces llamados empresarios o negociantes) como una nueva raza de héroes de atributos morales superiores a los de los mortales funcionarios y demás asalariados. Fenómenos, todos ellos, que se sirvieron de la perversión del lenguaje para hacer más grandes las tragaderas de una ciudadanía empobrecida y desorientada.

En la crisis que ahora nos aflige también se juega al despiste con las palabras, abusando de un léxico militarista para describir con épica lo que solo es una tremenda desgracia. La publicidad ha integrado ya en sus narrativas este uso del vocabulario y nos dice combatientes en batallas y héroes cuando casi ninguno lo somos. O no debiéramos serlo. Lo justo es que las personas que un día aceptaron una responsabilidad al firmar su contrato de trabajo la atiendan aportando profesionalidad y las habilidades de cada uno. Pero resulta triste que se celebren las entregas que se están dando más allá de lo pactado, la asunción indebida de riesgos; únicamente constituyen un motivo para avergonzarnos como sociedad, un síntoma de nuestras debilidades; la constatación de que, por falta de medios o de control, no se deja más alternativa a quienes tratan de parar la expansión del virus y curar a los enfermos que jugársela.

No estamos en guerra. Todo es más prosaico. Que las cosas tengan siempre que salir adelante por voluntarismo es un fracaso colectivo, no una gloriosa gesta.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión