Por
  • Juan Carlos Sánchez Bielsa

El espíritu de las 20 h

HOMENAJE A LOS SANITARIOS CON APLAUSOS DESDE LOS BALCONES / 15-03-2020 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
'El espíritu de las 20 h'.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

Reconozco que cuando me enteré de este homenaje ciudadano a los servicios médicos tuve alguna duda sobre su éxito. Esta sociedad posmoderna, posindustrial y líquida me genera dudas en cuanto a su capacidad de empatía y solidaridad, ya que el individualismo es un rasgo que define, de forma general, nuestro actual comportamiento social. Pero estaba equivocado. Todos los días, a las 20 h, ya saben a lo que me refiero, disfruto de una maravillosa sensación. Imagino que la misma que sienten la mayoría de ustedes. Algo que no tiene precio y que me hace pensar que el coronavirus nos puede traer algo bueno.

A ninguno se nos escapa que esta crisis sanitaria está teniendo, y tendrá en el futuro próximo, importantes efectos en muchos ámbitos de nuestra sociedad: educativos, económicos, políticos, laborales, culturales y sociales. Algunos de ellos ya los estamos viendo y sintiendo a marchas forzadas. El teletrabajo, las reuniones virtuales, la compra ‘online’, el estudio a distancia, las rentas mínimas para personas sin recursos… En definitiva, nuevos modos de vida cuya normalización e implantación en la sociedad se va a producir a una velocidad mayor de la que se pensaba. Más pronto que tarde, intuíamos que muchas de ellas iban a llegar, pero no tan deprisa como parece que va a ocurrir.

Pero hay otro aspecto, derivado de nuestra condición humana y social, cada vez menos visible, que estamos volviendo a observar en estos tiempos inciertos y convulsos que invitan al ‘sálvese quien pueda’. Me refiero a las actuaciones altruistas de la ciudadanía, la generosidad de las empresas e instituciones, el cumplimiento del deber, la responsabilidad, la empatía con los demás y el respeto por el orden social son algunas de las mejores consecuencias de esta grave situación. Comportamientos que habían perdido preeminencia en la escala de valores sociales y que deberíamos procurar mantener más allá de este periodo coyuntural. Hay que aprovechar esta oportunidad.

Ahora, resulta prioritario remediar las importantes necesidades materiales y de atención social que van surgiendo, además de empezar a planificar la atención de todas aquellas que previsiblemente aparecerán cuando esta situación termine. Pero esta misión, inaplazable y urgente, deberíamos intentar hacerla compatible con mantener, alentar y reforzar el espíritu ciudadano que ha generado el acto de los aplausos a las 20 h. Necesitamos, como sociedad, recuperar esta forma de convivencia y para ello se precisa, además de la complicidad de los ciudadanos, la implicación institucional y de la política.

Hoy, todas estas actuaciones ciudadanas nos reconfortan, nos unen, refuerzan nuestro sentido de pertenencia, nos acompañan, pero no olvidemos que serán más importantes, todavía, en los próximos meses. Ojalá consigamos que, entre todos, consigamos que el espíritu de las 20 h, se convierta en una norma social.

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