Se cumple hoy una semana desde que el Gobierno declaró el estado de alarma en toda España para intentar hacer frente a la expansión del coronavirus. Los datos y los mensajes apuntan a que el confinamiento va para largo. «Lo peor está por llegar», alertan los expertos y lo repiten desde el Gobierno. En los próximos días, las cifras de contagios y hospitalizaciones seguirán aumentando. Que no se sepa cuánto tiempo va a durar esta etapa quizá sea el interrogante más angustioso, pero la ciudadanía está reaccionando con un gran sentido de la responsabilidad y el civismo. No hay que bajar la guardia, aunque aflore el cansancio, sino todo lo contrario. 

Las limitaciones en los desplazamientos durante el estado de alarma son claras: solo se permite romper el confinamiento en las casas si hay una razón justificada –trabajar, comprar alimentos o medicamentos, acudir al médico o tratar a personas dependientes– o de fuerza mayor. Está totalmente prohibido desplazarse para ir a pasar el fin de semana a una segunda residencia, algo que la DGT, la Guardia Civil y las policías municipales vigilan intensamente desde ayer con mayor presencia de controles en las carreteras. Hoy, superado ya el millar de muertos y con claros signos de extrema presión en varios puntos de la red sanitaria española, hay que hacer un nuevo llamamiento a la ciudadanía para que cumpla las medidas de autoprotección.

Los datos de contagios señalan que las diferencias entre comunidades siguen siendo importantes. La mayor incidencia de la enfermedad está por ahora en Madrid, Cataluña, el País Vasco y Andalucía. Otras, como Aragón, presentan cifras más bajas. El objetivo, por el bien de todos, es que estas últimas sigan conteniendo mejor la extensión del Covid-19. Para ello es imprescindible extremar las precauciones y el confinamiento. Esta pandemia es tan virulenta que protegerse es tanto de interés individual como colectivo.