Tos seca

La tos puede ser un síntoma alarmante.
La tos puede ser un síntoma alarmante.
Christian Dorn

Quise cerciorarme del espacio del que disponían mis pies, no fuera a ser que el menor movimiento de los mismos, voluntario, o por un vaivén, acarreara un pisotón. Al inclinar la cabeza hacia abajo, noté que la saliva que a la sazón tragaba, en lugar de ir por la vía digestiva, tomaba la respiratoria. En el intento de expulsar el líquido invasor que impedía la entrada de oxígeno en mis pulmones, mi organismo reaccionó con una tos violenta y reiterativa, si bien, no seca, sino tirando a flemosa. Casi de inmediato, mientras me esforzaba en recomponer el aspecto sanitariamente homologable del que gozaba unos instantes antes, aclaré en voz alta al pasaje que la tos no era efecto de una enfermedad, sino del trasiego equivocado de mi saliva. Para entonces, y por más que adopté la medida de cubrirme la boca con el codo doblado, la gente se había apartado de mí, lo cual, por lo atestado que iba el vagón, parecía cosa milagrosa. Seguidamente, alguien llamó al 112 y se indicó por megafonía que el tranvía sería desalojado en la siguiente parada, lugar donde me esperaban una ambulancia y varios individuos enmascarados. Estos me condujeron con firme gentileza al confinamiento domiciliario en el que tan por mi bien y tan a gusto me hallo desde hace unos días. Nunca había pasado tanto tiempo seguido con mi familia, puesta igualmente en cuarentena. El caso es que ahora que me dicen que todo apunta a que estoy perfectamente, por lo que pronto podré salir de casa y dejar el teletrabajo, resulta que he empezado a encontrarme regular. A veces, incluso creo que me vienen ganas de toser. Secamente, además.

jusoz@unizar.es

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