Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

Tsunami tecnológico

Opinión
'Tsunami tecnológico'
Pixabay

La crisis es a la democracia lo que las olas al mar. Es decir, la crisis en democracia es, sencillamente, la normalidad. Resulta difícil pensar en un momento histórico en el que los ciudadanos no hayamos sentido que nuestro sistema político estaba al borde del precipicio y que, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor. La democracia está en permanente crisis porque, al ser tolerante con la intolerancia, es, en apariencia, tremendamente frágil.

El sistema de pesos y contrapesos propio de este modelo político, no obstante, constituye un activo intangible que lo dota de una fortaleza superior a la que proyecta. Pero todo tiene un límite. La crisis actual de la democracia se da en un contexto disruptivo, la revolución tecnológica, que hace tambalearse el equilibrio de poderes que ha caracterizado al sistema hasta ahora.

En ocasiones uno tiene la sensación de estar a bordo del Titanic, en cubierta, escuchando la música mientras el barco naufraga en las gélidas aguas de la funestamente llamada ‘democracia iliberal’. La democracia, o es liberal, o no es. Tantas veces nos han dicho aquello de "que viene el lobo", que cada vez corremos un riesgo mayor de ser engullidos. Internet, que es como llamamos los ignorantes digitales a todo este fenómeno, está gestando un tsunami que se puede llevar por delante el barco, el iceberg, el lobo y la crítica normalidad de nuestra democracia. Deberíamos pensar en cómo navegar sobre este reto, porque enfrentarnos al mismo resulta inevitable.

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