Memoria gráfica que se borra

Algunos carteles con solera de Zaragoza. Neones y tipografías que son memoria de la ciudad
Algunos carteles con solera de Zaragoza. Neones y tipografías que son memoria de la ciudad
Heraldo.es

El desprecio hacia el patrimonio está más extendido cuando es contemporáneo. Y más todavía si se trata de patrimonio gráfico, como los carteles luminosos y rótulos comerciales (valiosos, entre otras cosas, porque permiten rastrear cuál ha sido la evolución del diseño de décadas pasadas). Así que lo tiene difícil de partida la recién constituida red española en defensa del mismo, con 18 asociaciones de distintas partes del país, entre ellas una zaragozana. Se enfrenta, además, a una tormenta bastante perfecta que se está produciendo en los últimos años: por un lado, se extinguen las tiendas con solera y, con ellas, desaparecen sus reclamos publicitarios; paralelamente, avanza la uniformidad que extienden las franquicias, y por último, los impactos visuales más recientes se caracterizan por la futilidad de su diseño: desde la señalética al mobiliario urbano, pasando por los pobres carteles a los que recurren la mayoría de los negocios ‘independientes’. Esa red de defensa del patrimonio tiene tarea en la capital aragonesa: aquí se borran, aceleradamente, trazos de su memoria gráfica, al tiempo que, como en pocas otras ciudades, se ha producido un grosero recargamiento de sus calles, una hiperinflación de fealdad con todo tipo de soportes publicitarios fijos y móviles, que hace difícil desbrozar el paisaje para alcanzar los destellos de diseño verdaderos (que los hay).

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