Por
  • Víctor Juan

Cardelinas

Tomás Generelo y 'Cardelinas'.
Una foto de Concha Monrás, que fue encarcelada con su marido y fue ejecutada dos semanas después.
Fundación Ramón y Katia Acín

El pasado 11 de febrero se estrenó en el Teatro Olimpia de Huesca ‘Cardelinas’, un cortometraje dirigido por Tomás Generelo, basado en un poderoso guion de la historiadora Maite Abaurre e interpretado por Carmen Barrantes, Elisa Hipólito y Fernando Ramos

La película nos sumerge en los últimos días que pasó Conchita Monrás en la cárcel de mujeres de Huesca, de donde salió el 23 de agosto de 1936 para ser asesinada junto a otras noventa y cuatro personas, entre las que se contaban seis mujeres. A Ramón Acín, su marido, ya lo habían fusilado diecisiete días antes. Ramón y Conchita lo compartieron absolutamente todo: los días felices, la amistad de sus amigos, el cariño de sus hijas, Katia y Sol, y juntos fueron arrancados del paraíso que habían construido en su casa de la calle Las Cortes. La película es un conmovedor poema de amor cargado de simbolismo y de imágenes tan dolorosas como hermosas.

‘Cardelinas’ nos devuelve a una Conchita estrictamente humana que nos permite entender la historia porque sabemos que ella –y todas las personas que vivieron aquellos días terribles– eran exactamente igual que nosotros. Se enamoraban como nosotros cuando nos enamoramos, se echaban de menos, reían y lloraban, soñaban, se aferraban a la esperanza, aunque la esperanza fuera, a veces, tan pequeña, tan remota. En ‘Cardelinas’ se cuenta que en medio de la tempestad del odio y del dolor, también somos capaces de mirar el cielo, buscando la luz de las estrellas.

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