Por
  • Ángel Gracia

Túa Blesa

Panero y Túa Blesa.
José Ángel 'Túa' Blesa, el día que fue pregonero de la Feria del Libro Antiguo.
José Miguel Marco.

El 8 de enero de 1990, el profesor universitario (ahora catedrático) Túa Blesa nos comunicó, a los alumnos de Crítica literaria, que Gil de Biedma acababa de morir. Fue una clase emocionante. Túa leyó poemas del autor catalán y los analizó. Aprendimos mucho sobre poesía, teoría literaria y sobre la vida. Lloramos y reímos de felicidad. En realidad, todo el curso fue maravilloso con él. Estudiamos los haikus y los poemas en prosa. Descubrimos a Blanchot, a Pound, a los ‘novísimos’, sobre todo, a Gimferrer, Ferrer Lerín y Leopoldo María Panero, que se convirtieron en mis poetas de referencia. Túa transmitía su saber con entusiasmo y arrebato. Era nuestro docente preferido, un ídolo: punk, provocador y, en cierta forma, antisistema literario.

En los años noventa colaboré con él en congresos sobre Gil de Biedma, Miguel Labordeta y los ‘novísimos’. En ellos conocí a su mujer, Elena Pallarés, una organizadora y gestora original, imaginativa y enérgica, y también una poeta excelente. No se podría comprender el trabajo de Túa sin Elena. Gracias a ambos pude tratar a genios como Gloria Fuertes, Claudio Rodríguez y el citado Panero, sobre el que Túa acaba de publicar un libro imprescindible.

Ahora, cuando seguramente estaba dando lo mejor de sí mismo, tiene que jubilarse. Una pérdida de talento para la universidad. Después de cuarenta y dos años de estudio y de pasión por la literatura, el 15 de enero Túa impartió su última clase. Yo amo la poesía porque él me señaló el camino. Gracias, maestro.

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