Por
  • J. L. Rodríguez García

Debacle

El presidente catalán, Quim Torra, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión que mantuvieron hoy jueves en el Palau de la Generalitat.
'Encuentro Sánchez - Torra'.
Alberto Estévez/EFE

Si busca en el diccionario de la RAE el vocablo ‘debacle’, de tan castizo uso, no debiera sorprenderse si los doctos le remiten a ‘desastre’, entendida la palabra como ‘suceso infeliz y lamentable’. Pues bien, mucho me temo que estamos provocando un desastre de difícil solución. Que la cabeza del imperio someta a su mandatario a un ‘impeachment’ votado por los correligionarios de su propio partido es para preguntarse en qué mundo vivimos, y que en los Caucus del pequeño estado de Iowa se tenga que recurrir al recuento manual, como en mi pueblo cuando se elegía al juez de paz, refuerza al estupor. No hay día en el que no nos amargue una noticia que invita a afiliarse al partido mafaldiano.

Pero si algo me ha llamado la atención en las fechas recientes ha sido el encuentro catedralicio entre el presidente Sánchez y un señor que sigue empeñado en engañar a su señora asegurando que es el jefe del ‘Govern’ catalán. No es broma. Por lo leído, tan misterioso sujeto le regaló al universitario Sánchez dos libros sobre derechos humanos y libertad, no creo que escritos por él, después de que un asesor del Gobierno español inclinara la cerviz ante quien en ese momento debió sentirse Rey de Reyes. Y todos sonrientes como si se creyeran lo que estaban negociando o supusieran, lo que sería peor, aunque me temo que es lo que rellena su caletre, que nos están dando para comer una liebre que no está decidida a dejar de maullar y nosotros felices. Y luego bromeamos a propósito de los mensajes de Trump… 

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