Pacto por la Infancia
La presidenta de Unicef y representantes políticos, en el Palacio de la Aljafería.
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Hay dos palabras que escuchamos frecuentemente a los niños: "puedo" y "gracias". Nos suelen preguntar si queremos hacer con ellos un puzle, un dibujo o comer una golosina; y después acostumbran a darnos las gracias. Hoy, soy yo quien desea, necesita, devolver afectos a niños y jóvenes. Como escribía Tzvetan Todorov: "Nuestras raíces son los hijos. Somos árboles al revés, que arraigan por sus frutos".

Terminada mi etapa de ocho años al frente de Unicef Aragón, como marcan nuestros estatutos, es el momento de los agradecimientos. Nada de lo hecho hubiera sido posible sola; como los niños, he necesitado ayudas. Han llegado desde la Junta de Unicef Aragón, que ha trabajado con dedicación continuada para poner los derechos de la infancia en la agenda social y política de nuestra comunidad autónoma. Además, se ha contando con la comprensión y compromiso de todos los partidos políticos de nuestra comunidad. Así, se pudo firmar en 2014 el Pacto por la Infancia, en el que se recogía la necesidad de poner en valor las políticas destinadas a la infancia en todas las esferas de la Administración, priorizando aquellas que tuvieran que ver especialmente con la lucha contra la pobreza, la eliminación o reducción de los riesgos sociales y económicos que afectan a los niños y niñas y pueden abocarlos a la exclusión. Como parte de este trabajo compartido, Unicef elaboró en 2017 el I Informe de Situación de la Infancia en Aragón. Este documento es imprescindible para realizar un buen diagnóstico a partir del

cual se realizaron una serie de las propuestas para el diseño de políticas dirigidas a mejorar situaciones más o menos críticas: incrementar las prestaciones por hijo a cargo, promover la educación universal y gratuita de los niños de 0 a 3 años, etc.

La continuidad del Pacto por la Infancia y el trabajo de Unicef en este ámbito de incidencia política garantizará que las próximas legislaturas sigan siendo igualmente productivas, y que Aragón se convierta en un referente para España en la defensa y protección de los derechos de las niñas y los niños, ya que el tratamiento que demos a la infancia es clave para comprender qué futuro queremos para nuestra tierra.

Gracias al apoyo y compromiso de los ayuntamientos son ya 20 las ciudades Amigas de la Infancia, con Zaragoza a la cabeza, pero también otras localidades mucho más pequeñas que quieren apostar por sus vecinos más jóvenes, conscientes de que el futuro pasa por su empoderamiento en el presente. En esta dedicación, la experiencia nos ha demostrado que son muchos los efectos beneficiosos de la participación de niños y niñas: contribuye a un adecuado desarrollo personal, poniendo de manifiesto sus capacidades y generando confianza en sí mismos; mejora los procesos de toma de decisiones, implicando a un colectivo social olvidado en demasiadas ocasiones; ayuda a proteger a la infancia contra las actuaciones que vulneren sus derechos, brindándole la oportunidad de denunciar cualquier tipo de abuso que sufra; facilita la adquisición de valores democráticos, poniendo en práctica los mismos y formando así mejores ciudadanos.

Además, más de sesenta centros educativos de nuestra Comunidad se han adherido al proyecto Escuelas Amigas de la Infancia. Unicef viene trabajando a escala global en la creación de proyectos pedagógicos que promuevan valores solidarios, junto al desarrollo de espíritu crítico y la adquisición de destrezas adecuadas para comprender el mundo actual; ese que demanda ciudadanos formados, capaces de comprometerse con los cambios que son más que nunca necesarios. Unicef define la educación en derechos de infancia y ciudadanía global como "un proceso que fomenta el desarrollo en niños, niñas y jóvenes, de actitudes y valores tales como la solidaridad mundial, la paz, la tolerancia, la justicia social y la toma de conciencia respecto a cuestiones ambientales".

Finalmente, hay que resaltar las ayudas de miles de aragoneses: nuestros socios, empresas y fundaciones, administraciones públicas, medios de comunicación... Juntos hemos trabajado para que la infancia sea sujeto de derecho. Por todo ello, por el compromiso que tantas personas han demostrado durante estos años, solo me queda una palabra por decir: gracias.

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