Por
  • Pedro Rújula

Agenda

El exceso de información impide ver con claridad.
Temas de discusión.
Viticor

Hay veces que viendo las noticias que atraen la atención de los medios es difícil no preguntarse quién habrá decidido hacer de esto un tema de discusión, o quién estará interesado en que se hable de tales asuntos. Es lo que sucede con el llamado pin parental, que durante unos días ha atraído el calor de los debates. Casi sin haberlo visto venir, en todos los sitios se estaba hablando de ello. Unos a favor, otros en contra. Una noticia de gran impacto territorial, ya que sus efectos podrían dejarse notar en buena parte del país. También con gran impacto social, porque, quien más quien menos, está en contacto con personas en edad escolar y sabe mejor que nadie cómo deberían ser educadas. A pesar de que la información es confusa, el ruido producido ha sido enorme.

Hay debates que parten de cuestionar el consenso proponiendo disputas polarizadas extrañas a la realidad. De inmediato crean una falsa idea de equidistancia. Inducen al espectador a pensar que, si ambas posiciones en disputa son legítimas, lo más acertado se encuentra en el centro. Pero ni la lógica ni la razón funcionan así. En ese momento la batalla ya está ganada por quienes han sido capaces de introducir el tema en la agenda informativa. Planteada la discusión sobre falsas premisas –simulación de la amenaza e información falaz– no hay salvación posible. El barco de la opinión se dirige inexorablemente hacia las rocas atraído por el fuego engañoso de una lámpara con la apariencia de una señal salvadora.

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