Introspección

CIERRE DE TAQUILLAS EN LA ESTACION DE TREN DE LUCENI / 03-01-2019 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
Estación de tren de Luceni.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

El viento sopla furioso y el cielo está como de nevar. Me he tomado un café en el bar Togi y allí leo la noticia del descubrimiento de un nuevo Goya, un San Antonio Abad al que Dios revela su propia muerte. A pesar del título, el cuadro es luminoso, y quizás no es casualidad que haya aparecido durante estos días de los santos capotudos. Los pies se me quedan fríos mientras espero el tren, que viene con algo de retraso. Me subo el cuello del chambergo. Echo de menos un gorro o una capucha capotuda. Nunca he entendido como un privilegio que alguien, aunque sea un ángel, te revele tu propia muerte.

De todos modos, no está mal hacer un ejercicio de introspección aprovechando estos fríos que nos obligan a enclaustrarnos. Mientras estaba convaleciente por una gripe mala, tuve sueños raros: alguien me llevaba de la mano, casi me arrastraba, por un oscuro garaje. Cuando ya estaba recuperada, pensé que haría bien escribiendo mi testamento, que la muerte se revela de formas raras. Desde mi regional exprés el paisaje, más invernal que nunca, parece el decorado de una tragedia shakespeariana.

En mi testamento pondría algo de humor, lo justo para que provocase una leve sonrisa entre los beneficiarios. Procuraría no olvidar a nadie, tener algún detalle con las personas que me han ayudado a lo largo de la vida, a las que me une un afecto especial. Y pensando en esas cosas el viaje se pasa en un suspiro. Sigo con los pies fríos al llegar a Zaragoza. Ha llovido un poco. Por la tarde el cielo se ha despejado.

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